Cuando hablamos en público, sólo el 15 % de lo que llega a nuestra audiencia corresponde a las palabras que pronunciamos. En cambio, más de la mitad de la información que retienen los oyentes se refiere a la comunicación no verbal. Y es que la postura, los gestos, las miradas que un conferenciante realiza pueden decir mucho más sobre su estado de ánimo que las palabras.

Estos cursos organizados por la Fundación Dr. Antonio Esteve sobre cómo realizar presentaciones orales en biomedicina pretenden abordar todos los aspectos que afectan directamente a su buena ejecución. No sólo basta con hacer una buena selección de los contenidos, con una exposición clara y ordenada de los datos, con tener un buen soporte audiovisual. Todo esto queda en saco roto cuando al ponente no lo acompaña una buena dicción, un contacto visual, una postura correcta o una bidireccionalidad con su audiencia.

Por ese motivo, esta tercera edición celebrada el 19 y 20 de abril de 2007 en Palma de Mallorca, ha vuelto a contar con la presencia de cuatro profesores que se combinan ambas facetas. Por un lado, la médico de familia Elena Muñoz y la catedrática de Farmacología Maria Isabel Martín ofrecieron las claves que todo científico debe tener en cuenta para una buena presentación biomédica. Por el otro, dos actores profesionales,Àlex Mañas y Aina Clotet, fueron los encargados de aportar algunos de los trucos que garantizan una buena expresión vocal y corporal.

Durante dos jornadas de trabajo, el curso combina la teoría con la necesaria puesta en práctica. Para ello, sus 20 participantes tuvieron que enfrentarse a diferentes ejercicios que ponían a prueba sus dotes comunicativas. El objetivo: perfeccionar el manejo de las manos y la postura corporal, sacarle partido a la mirada, mejorar la capacidad de improvisación, resolver las situaciones incómodas, etcétera.

Es en la última sesión del curso, que consiste en ejecutar una presentación de diez minutos, donde cada uno de los alumnos debe llevar a la práctica todos los conocimientos adquiridos durante las horas previas. Es donde se evidencia que en una exposición intervienen muchos factores, desde el tamaño o el color de las letras de una diapositiva a la velocidad o el volumen de la voz. Pero si algo queda palpable es que la primera norma a aplicar, sobre todo cuando enfrentarse a un auditorio conlleva un importante desgaste psicológico, es la confianza en uno mismo.