Con la ciencia a otra parte

Nació hace más de treinta años con la voluntad de hacer sombra a Estados Unidos y parece que lo está consiguiendo. El EMBL, el Laboratorio Europeo de Biología Molecular, con sede en la ciudad alemana de Heidelberg, es actualmente uno de los centros de investigación de referencia en Europa y el 85 % de los científicos que han pasado por sus instalaciones han decidido seguir desarrollando su labor en el viejo continente. Subvencionado por dieciocho países europeos, cuenta con un presupuesto anual de 45 millones de euros. Pero más allá del nivel de su financiación, el laboratorio cuenta con una serie de peculiaridades que lo hacen incomparable con cualquier centro español.

De España precisamente es Luis Serrano, que dirige actualmente una de las Unidades de Investigación del EMBL, en concreto la de Biología Estructural y Computacional. Lleva en Heidelberg desde 1992, pero la suya es una situación de excepción en el centro, ya que la mayoría de sus mil trabajadores no pueden permanecer más de nueve años en el laboratorio. La renovación de personal es constante, como también la entrada de nuevas ideas. Los científicos llegan, se forman, producen ciencia y finalmente regresan a sus lugares de origen.

Dundee es otro feudo científico en Europa. Probablemente no es tan conocida como Heidelberg -es la cuarta ciudad de Escocia y cuenta con poco más de 150.000 habitantes-. Sin embargo, las empresas de biotecnología han visto en esta localidad una buena inversión, atraídas por el potencial de sus centros de investigación. Cuando la científica extremeña Ana Cuenda llegó a Dundee en 1994 tan sólo había instaladas cuatro compañías del sector. Actualmente, superan la cuarentena. Por entonces, esta investigadora española llegaba con una beca del Ministerio de Educación y Ciencias bajo el brazo. Hoy es una de las jefas de grupo de laUnidad de Fosforilación de Proteínas del Medical Research Council, la agencia pública británica semejante al CSIC español, pero con total independencia política.

Ana Cuenda habla con sumo entusiasmo del centro de investigación donde trabaja y también de la actitud de la propia sociedad escocesa. Comenta orgullosa una anécdota que avala la sensibilidad de la población hacia los temas científicos. Hace algunos años, cuando todavía faltaba un millón de libras para la construcción de un nuevo centro en Dundee, los científicos comenzaron una campaña para recaudar fondos. Para ello, no sólo buscaron la implicación de actores como Sean Connery o Brian Cox, sino que también hicieron guardia a las puertas de los supermercados. “La gente se implicó muchísimo y conseguimos recaudar 15.900 libras. Dudo que pudiésemos hacer algo parecido en España” comenta no sin cierta decepción la investigadora.

Luis Serrano y Ana Cuenda son los dos conferenciantes que estos días han asistido al ciclo La Ciencia en Europa, organizado por Aula El País en colaboración con la Fundación Dr. Antonio Esteve. Esta serie de ponencias pretende acercarnos a la realidad de la investigación en algunos países europeos y, casi por comparación, en España. Y las comparaciones, tal como reza el dicho, son odiosas.

Todo en el EMBL, donde trabaja Luis Serrano, está debidamente reglamentado. Desde los programas de doctorado hasta la transferencia de la tecnología. El mismo centro gestiona las patentes y crea sus propias empresas de biotecnología, cuyas ganancias luego se reinvierten en el laboratorio. Los investigadores pueden acceder a los instrumentos necesarios de manera relativamente rápida y fácil, ya que la burocracia es mínima.

Cada cierto tiempo, se evalúa el trabajo de los jefes de unidad y se revisa la calidad de los trabajos de su equipo. Algo que para Luis Serrano es imprescindible. “Es cierto -asegura- que cada vez proliferan más en España los centros y los parques científicos con generosas inversiones, pero éstos nacen sin unas reglas establecidas, que finalmente las acaba imponiendo el director de turno. Para que estos centros sean eficaces, se debe establecer una buena política de evaluación y de renovación, similar a la del modelo del EMBL”.

Para Ana Cuenda lo que hay que introducir en el modelo científico español es el dinamismo, un factor inherente a los laboratorios donde trabajan estos dos investigadores. “En España los centros son estáticos, la gente siempre es la misma. En cambio, lo que enriquece a nuestro centro en Dundee es la variación”. Más de 51 nacionalidades diferentes conviven en el Medical Research Council en Dundee. Para esta extremeña es una de las fórmulas de éxito de esta Unidad, junto a las ganas de trabajar por un bien común de todos sus integrantes. “Los españoles –prosigue- somos muy endogámicos. Siempre buscamos a científicos de nuestro país y dejamos poca permeabilidad para la entrada de investigadores extranjeros”.

Hasta que ese momento llegue, la emigración sigue siendo una forma habitual de promoción para nuestros científicos. Sin embargo, ambos investigadores se muestran positivos respecto a su futura evolución. “España empieza a estar en el mapa científico y se ha vuelto más atractiva. Pero para que lo sea más hay que mantener el ritmo de financiación” concluye Luis Serrano.