Una de cada tres personas desarrollará un cáncer a lo largo de su vida. A pesar de que esta enfermedad ocupa un lugar prioritario en los foros y reuniones científicas, pocas veces se ha abordado desde la perspectiva de uno de los colectivos más implicados en la atención al paciente oncológico, el de la enfermería. Por ese motivo, la Fundación Dr. Antonio Esteve decidió recoger en su nueva Mesa Redonda la experiencia de diferentes profesionales sanitarios sobre el tratamiento del enfermo de cáncer, centrando especialmente la atención en el papel fundamental de las enfermeras y enfermeros.

Doce temas bien distintos se plantearon en esta reunión celebrada en Barcelona el pasado 27 de noviembre de 2009 y moderada por Rosa María Torrens, ex profesora de la Escuela Universitaria de Enfermería Vall d’Hebron de Barcelona. Desde el tratamiento farmacológico del cáncer al cuidado nutricional, pasando por la prevención, la atención psicológica y la rehabilitación. Un total de doce ponencias que, junto a las posteriores discusiones de la jornada, quedarán recogidas en una nueva Monografía Dr. Antonio Esteve.

Abrió la jornada de trabajo Ana de Juan, del servicio de Oncología Médica y Cuidados Paliativos del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, con una actualización del tratamiento del cáncer de mama, que cada año genera 16.000 nuevos casos en nuestro país. A pesar de ser la neoplasia más frecuente en la mujer, los nuevos tratamientos han aumentado notablemente la esperanza de vida, si bien el diagnóstico precoz sigue siendo la principal arma de combate.

Por su parte, Rosario García, del servicio de Oncología Médica del Hospital Juan Canalejo de A Coruña, hizo lo propio con uno de los cánceres más mortales, el de pulmón. Aunque admitió la dificultad de ser optimista con una enfermedad tan devastadora, presentó algunos avances en quimioterapia que pueden llegar a aumentar la supervivencia de los estadios avanzados en hasta 28 meses.

Tras la revisión de los tratamientos farmacológicos de los dos cánceres más frecuentes, Tàrsila Ferro, coordinadora de planificación del Plan Director de Oncología de Catalunya, entró de lleno en la contribución de enfermería en la atención al paciente oncológico. Una atención multidisciplinaria que abarca desde la detección precoz hasta los cuidados paliativos, pasando por la atención continuada del enfermo.

Su colega en el Hospital de día de Oncología, Hematología y Unidad de hospitalización a domicilio del Hospital Clínic de Barcelona, Jaume Güell, remarcó la necesidad de prevenir el incumplimiento del tratamiento siguiendo los protocolos y guías de conducta, y recalcó que la atención de enfermería debe adaptarse a las circunstancias individuales de cada paciente.

Uno de los aspectos más importantes del proceso terapéutico es la atención nutricional, ya que se calcula que un 80% de los pacientes oncológicos se encuentran desnutridos en el momento de su diagnóstico. Emma Camarero, del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, resaltó la necesidad de las consultas de nutrición en el área oncológica para prevenir la muerte precoz y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Rafael Gálvez, de la unidad de Dolor y Cuidados Paliativos del Hospital Virgen de las Nieves de Granada, centró su ponencia en el tratamiento del dolor oncológico, resaltando una contradicción: aunque existen maneras de aliviar el 95% de los dolores provocados por el cáncer, el 75% de los pacientes con tumores sigue manifestando sufrir algún tipo de dolor. A pesar de que es imposible aliviarlo en su totalidad, el objetivo del tratamiento debe ser el de alcanzar un dolor tolerable o soportable para el enfermo.

Volviendo al tratamiento del cáncer de mama, Concepción Palacio, del servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona, explicó la rehabilitación y la fisioterapia tras una mastectomía con vaciado axilar, ahondando en el linfedema, que suele aparecer en un 25% de los casos. Además de la terapia para mejorar el confort del brazo, resulta indispensable también la ayuda psicológica.

Ya en la sesión de tarde, Neus Gadea describió la actividad de los consejos genéticos, orientada a identificar a individuos o familias con predisposición hereditaria al cáncer. Desde su experiencia en el Hospital de Vall d’Hebron de Barcelona, Gadea se centró en la aportación específica de enfermería en este tipo de unidades, centrada en la recogida de información y en la educación sanitaria.

La perspectiva de Francesc Xavier Busquet, en cambio, es la de la atención domiciliaria al enfermo terminal. Los profesionales sanitarios que trabajan en el Programa de Atención Domiciliaria y Equipos de Soporte (PADES) se enfrentan a un ámbito totalmente distinto al de un hospital. El hogar del enfermo es sagrado, complejo, con riesgo para pacientes y familiares, profano a la ciencia y sin jerarquías. Todo un reto.

Por su parte, Ramón Bayés, profesor de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona, decidió convertir su ponencia en una profunda reflexión sobre el tiempo y sus diferentes percepciones. Tiempo subjetivo, que para los pacientes y familiares se hace largo pero que para los profesionales sanitarios resulta demasiado corto. De ahí la importancia de una buena información al enfermo, para que la espera no se convierta en incertidumbre y sufrimiento. “Los que sufren no son los cuerpos; son las personas” es la afirmación de Cassell que cada vez más va tomando forma de sentencia en medicina.

También desde la Universidad Autónoma de Barcelona, Ángel Puyol, del departamento de Filosofía y Letras, se detuvo en las consideraciones bioéticas en torno al paciente oncológico, mientras María Paz Fernández, coordinadora de investigación en enfermería del Institut Català d’Oncologia, cerró la sesión con un balance de la tarea investigadora de las enfermeras oncológicas.