El inglés sigue siendo una de las asignaturas pendientes de los profesionales sanitarios. A pesar de que el 90% del inglés biomédico es de origen griego o latino, la pronunciación y otros aspectos como las preposiciones o los verbos preposicionales son las principales barreras para los científicos españoles. Por ese motivo, la Fundación Dr. Antonio Esteve puso en marcha los pasados 11 y 12 de junio de 2010 en Barcelona los nuevos Seminarios de formación sobre Inglés biomédico, cuyo objetivo es aportar los recursos necesarios para salir airoso en los diferentes aplicaciones del idioma internacional.

Escribir artículos científicos, presentar comunicaciones o trabajar en un hospital de habla inglesa son algunas de las situaciones en las que el inglés se torna indispensable para un profesional sanitario. Ramón Ribes, coordinador del curso y especialista en radiología, lleva años perfeccionando su domino del idioma. Para él, uno de los principales motivos por los que el nivel de inglés en nuestro país es tan bajo se debe a que suele centrarse demasiado en la gramática, olvidando otros aspectos como la pronunciación. Un problema que se acrecienta en el entorno biomédico, ya que los que enseñan el idioma no suelen pertenecer al ámbito científico.

Mientras que Ribes se ocupa de enumerar algunos de los errores más comunes en el uso del inglés biomédico y algunas soluciones para resolver situaciones comprometidas como el turno de preguntas que acompaña a toda conferencia, John Giba, traductor de manuscritos científicos nacido en Ohio (Estados Unidos), se centra en los aspectos más específicos del idioma, como la pronunciación o la correcta enumeración de cifras y números en inglés. Aunque es imposible igualar la pronunciación de un nativo, el objetivo es conseguir un discurso claro y fluido, libre de ambigüedades.

Fernando A. Navarro, autor del Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina, es todo un experto en las llamadas false friends, las palabras traidoras. Se trata de aquellos términos o expresiones que se escriben de forma similar en las diferentes lenguas pero que tienen significados totalmente distintos y que pueden dar lugar a situaciones comprometidas. Navarro también se encarga de ahondar en la jerga biomédica en inglés que apenas se encuentra en los libros.

Por último, Juan José Sanz explica en primera persona la experiencia del científico que trabaja en un laboratorio extranjero, a partir de su estancia en el Wellcome Trust Biocentre de Dundee. Uno de los principales escollos a superar, en su opinión, es el de la timidez intrínseca en la mayoría de los españoles. Dominar la terminología específica del laboratorio, diseñar un buen currículum y saber escribir correctamente un artículo en inglés son otros de los aspectos imprescindibles.

Además de la aportación de los cuatro profesores, el curso también incluye una serie de ejercicios prácticos para que los alumnos, por ejemplo, aprendan a mejorar la pronunciación de su presentación personal o a diseñar de forma correcta su currículum vitae en inglés.