El éxito de un ensayo clínico en simios de laboratorio con una vacuna que podría salvar miles de vidas de chimpancés y gorilas en libertad pone sobre la mesa el “dilema” de experimentar con animales para salvar a muchos más animales

MANUEL ANSEDE / NOTICIA MATERIA

“Jane Goodall está contribuyendo significativamente a la extinción de los chimpancés en libertad”. Esta frase contra la primatóloga que viaja 300 días al año para promover la defensa de los simios puede parecer contraria a la intuición, pero su autor tiene debajo del brazo un arsenal de argumentos que harán reflexionar incluso al animalista más radical.

La frase es de Peter D. Walsh, experto en gorilas y chimpancés de la Universidad de Cambridge (Reino Unido). En los últimos años, recuerda, uno de cada tres gorilas que existían en el mundo ha muerto a causa del virus ébola. El propio Walsh describió un letal brote de ébola que mató a unos 5.000 gorilas entre 2002 y 2003 en una zona entre Gabón y Congo. Y el virus se extiende, dice, también por culpa de activistas como Jane Goodall, que batallan radicalmente contra la experimentación con animales.

Walsh publica hoy “el primer ensayo en chimpancés cautivos de una vacuna orientada a la conservación”. El experimento supone un cambio de paradigma: se utiliza a chimpancés de laboratorio para probar vacunas que beneficiarán a su propia especie, en lugar de a la humana.

Enfermedades llevadas por turistas

El equipo de Walsh ha inyectado a seis chimpancés vacunas creadas a partir de proteínas del ébola, pero sin rastro de material genético, por lo que estas partículas semejantes a virus no son infecciosas. Así que los simios no mostraron síntomas de la enfermedad, pero sí generaron defensas contra el patógeno. Los científicos tomaron entonces esas defensas y las introdujeron en ratones, que fueron sometidos al temible ébola. La supervivencia de los roedores rondó entre el 30% y el 60%, dependiendo de la formulación exacta de la vacuna.

Peter D. Walsh, experto en gorilas y chimpancés de la Universidad de Cambridge

Peter D. Walsh, experto en gorilas y chimpancés de la Universidad de Cambridge / UC

Para los autores del ensayo, este “éxito” pone sobre la mesa “un dilema”. Las enfermedades infecciosas, argumentan, amenazan a las poblaciones africanas de simios tanto como la caza furtiva y la destrucción de su hábitat. El parásito de la malaria, la bacteria que produce el carbunco y la diseminación de enfermedades respiratorias, además de los brotes de ébola, están “devastando” estas poblaciones de simios, según denuncian los investigadores en un comunicado de la Universidad de Cambridge. En el caso de los grupos de simios visitados por científicos o turistas, la mitad de las muertes son provocadas por los virus respiratorios humanos que dejan los visitantes a su paso.

Para Walsh y sus colegas, la solución es vacunar, pero para eso se requiere ensayar antes vacunas en animales en cautividad. Y ahí aparece la oposición de personajes como Jane Goodall, que se opone “a la experimentación invasiva y lesiva” con chimpancés y otros primates. “En primer lugar, los conservacionistas de simios se han resistido mucho a vacunar a simios en libertad: algunos de ellos lo ven como algo antinatural, mientras que otros creen que es peligroso. En segundo lugar, los activistas de los derechos de los animales han hecho muy difícil llevar a cabo ensayos clínicos en cautividad”, explica Walsh sobre los obstáculos a los que se enfrenta.

Retirada de chimpancés de los laboratorios

En su estudio, que se publica hoy en la revista estadounidense PNAS, los autores recalcan que se trata del primer ensayo de una vacuna en chimpancés cautivos con fines conservacionistas. “Y podría ser el último”, advierten. Su estudio se llevó a cabo en un centro de investigación con primates de la Universidad de Luisiana (EEUU). “La política del Gobierno estadounidense se dirige ahora hacia el fin de las pruebas biomédicas en chimpancés cautivos en EEUU, el único país desarrollado que permite esta investigación”, alertan.

Los chimpancés se emplean para buscar tratamientos contra las hepatitis B y C, que matan a un millón de personas al año

En junio de 2013, los Institutos Nacionales de Salud de EEUU, que concentran la investigación médica del país, anunciaron la retirada de los laboratorios de 310 de sus chimpancés, dejando una colonia de apenas 50. Algunos centros de investigación, como el Instituto de Investigación Biomédica de Texas, criticaron duramente la decisión. “Aunque se pueden llevar a cabo algunas investigaciones biomédicas importantes con un grupo inicial de 50 chimpancés, esta cantidad elegida de forma arbitraria no es suficiente para permitir el rápido desarrollo de mejores vacunas y tratamientos para las hepatitis B y C, que matan a un millón de personas cada año”, criticó el centro de Texas.

“Tampoco es suficiente para permitir la investigación al máximo ritmo de vacunas y tratamientos para enfermedades que están contribuyendo a la extinción de chimpancés y gorilas”, advertía también el Instituto tejano. Más del 40% de los chimpancés estudiados por Jane Goodall están infectados por el virus que provoca el sida en esa especie, y su tasa de mortalidad prematura es entre 10 y 16 veces mayor que la de los individuos sanos, recordaba el centro de investigación biomédica.

En peligro crítico de extinción

Walsh, con las botas llenas de barro de África Central, advierte del fracaso generalizado de las iniciativas para salvar de la extinción a los simios africanos. Para el investigador, es hora de buscar en el cajón de las vacunas huérfanas, aquellas que nunca llegan al mercado por el carísimo proceso requerido para su uso en humanos. Allí, cree, pueden encontrarse vacunas que, como la del ébola, sean seguras y relativamente eficaces contra enfermedades que diezman a los simios. Pero para saberlo será necesario probarlas en animales de laboratorio.

Mientras se resuelve el dilema, las infecciones se siguen cebando con los simios, como en 2007, cuando los gorilas occidentales, los más numerosos, fueron clasificados como especie en peligro crítico de extinción en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Quedan menos de 100.000 ejemplares.

REFERENCIA

‘Vaccinating captive chimpanzees to save wild chimpanzees’ DOI: 10.1073/pnas.1316902111