Arranca en Copenhague la mayor feria de divulgación científica de Europa, en la que se dan cita desde premios Nobel hasta niños, para reivindicar el valor de la investigación y la innovación
MÓNICA G. SALOMONE / NOTICIA MATERIA
No es frecuente estar tomando una copa de champán y ver pasar a Brian Schmidt, Nobel de física de 2011 por haber descubierto que el universo se expande de forma acelerada. Hay que pensar rápidamente en cazarle y preguntarle sobre el que ha sido uno de los supuestamente grandes resultados de la ciencia este año, la detección —o tal vez no— de ondas gravitacionales procedentes del Big Bang. Pero ojo, hay más objetivos a la vista. Un poco más allá, charlando en un corrillo apoyado en un sofá, está el cosmólogo británico Martin Rees, expresidente de la Royal Society. A la derecha se ve al matemático francés Jean Pierre Bourguignon, presidente del Consejo Europeo de Investigación (ERC), y al director general del CERN, Rolf-Dieter Heuer. Debe andar entre ellos José Manuel Durão Barroso, presidente de la Comisión Europea, y la ministra danesa de Educación Superior de Ciencia, Sofie Carsten Nielsen. La reina de Dinamarca, Margarita II, ha dejado la sala hace pocos minutos. Es la inauguración de ESOF2014, siglas de Euroscience Open Forum, la mayor feria de ciencia que se celebra en Europa (cada dos años, desde 2004).
Esta edición es en Copenhague y atrae a más de 4.000 científicos, gestores de centros de investigación, divulgadores, periodistas, estudiantes y todo tipo de profesionales del sector, desde editoriales de publicaciones científicas a empresas de telecomunicaciones. En paralelo, la ciudad, vestida con enormes carteles publicitarios, ofrece decenas de actividades de divulgación para todos los públicos. ESOF es el escaparate de la investigación europea, un gran mercado donde la ciencia saca músculo y muestra lo mejor de sí misma: sus ideas más brillantes, sus resultados más llamativos, sus científicos más entusiastas. Todos comparten fervientemente lo que ha dicho Barroso en su discurso de apertura: “El futuro de Europa es ciencia”. Y también: “Los avances científicos deben ser conocidos por la sociedad, no temidos”. Y una frase más, esta repetida por la maestra de ceremonias, la periodista francesa Dominique Leglu, con mucho retintín: “Recortar en ciencia y en educación no es inteligente”.
“Los avances científicos deben ser conocidos por la sociedad, no temidos”, dijo Barroso en la inauguración
Lo cierto es que para cualquier interesado en la ciencia que esté esta semana en Copenhague los próximos días estarán llenos de dolorosas decisiones sobre qué sesiones no seguir. En muchas, los grandes temas de la ciencia —neurociencia, genómica, medio ambiente, robótica, cosmología, física de partículas…— se miran desde una perspectiva más próxima al público que a los investigadores, con títulos como Intimidad genética en la era de la genómica, Cómo se volvió habitable nuestro planeta o Resistencia a los antibióticos, una bomba de tiempo. En otras sesiones se abordan cuestiones directamente éticas o sociales: Ciencia y desarme: desafíos y oportunidades; Austeridad fiscal y crecimiento: qué dice la ciencia; o incluso Democracia en la era digital. Hay además visitas a todo tipo de instalaciones tecnológicas, desde a algunos de los parques eólicos marinos que ribetean Copenhague hasta al área de investigación de Carlsberg, en cuyas antiguas fábricas —enormemente innovadoras y científicas en su día: Carlsberg fue el primero en aislar la levadura para nuestra amada bebida— se celebra el congreso.
Fabiola Gianotti y Rolf Heuer en la ceremonia de inauguración. / ESOF
En ESOF la ciencia presume de poderío hasta en los valores. Por ejemplo, el de la importancia de las ideas frente a todo lo demás: “Aquí no hay jerarquías”, ha dicho la física del CERN Fabiola Gianotti. “Si la mejor idea la tiene un estudiante, eso es lo que se hace”. O el valor de la curiosidad, de la capacidad de vencer fronteras —”Los científicos, al contrario que los políticos, siempre hablan entre si”, dijo Heuer—. O de la “humildad”, de nuevo Gianotti: “Hemos avanzado mucho, pero no podemos olvidar que solo conocemos el 5% de todo lo que hay en el universo; el término oscuro, en materia y energía oscuras, hace referencia a nuestra ignorancia”.
Sin embargo no todo han sido flores en la conferencia inaugural de ESOF2014. Barroso, muy satisfecho de que el programa europeo Horizonte 2020 haya logrado un 30% más de presupuesto para ciencia que en 2010, llegando a 80.000 millones de euros para los próximos siete años, también recordó que Europa aún está lejos de invertir el 3% de su PIB en investigación, el objetivo para 2020. O la famosa cuestión del género, tan cansina para algunos como persistente en las cifras. Barroso insistió en que más del 45% de los doctores (phd) en Europa son mujeres, un porcentaje que se reduce al 30% entre los científicos senior.
“Los científicos, al contrario que los políticos, siempre hablan entre si”, dijo Heuer
En esta fiesta de la ciencia también aludió Barroso al papel de los medios de comunicación, que en su opinión deben contribuir al aprecio del público por la ciencia. El que haya más de un centenar de periodistas acreditados en la conferencia sugiere que los medios están, efectivamente, de parte de Barroso. Pero la relación entre ciencia y medios también merece su análisis en ESOF. Un congreso de periodistas científicos analizaba ayer como hacer frente al creciente énfasis marketiniano con que instituciones científicas, cada vez más conscientes de la importancia del respaldo del público, presentan sus resultados a la prensa. La ciencia debe ser comunicada, sin duda, pero ¿qué pasa cuando las ganas de salir acaban eclipsando la propia ciencia?
Lo que nos lleva de nuevo a Brian Schmidt. Le preguntamos finalmente por la deteccion de ondas gravitatorias del Big Bang. “Humm”, dijo, mientras torcia el gesto. “La verdad es que soy bastante escéptico. Ellos mismos dicen que pueden tener problemas con los datos“. Tuvieron un problema restando el ruido de los datos reales. Pero no lo tuvieron a la hora de presentar al público sus resultados con enorme fanfarria y gran repercusión global. ¿Maniobra pensada de antemano? “No, no lo creo para nada”, dice Schmidt. “De otros me creería que presentan datos incluso sabiendo que no son buenos, pero estos chicos solo son jóvenes y muy entusiastas”. Bueno, pero al final, el público ¿se acordará de que todo fue un error, o se habrá quedado en la parte de la historia en que se consigue el logro del siglo, del milenio, de la historia, de detectar ondas gravitatorias primordiales?
— Mónica G. Salomone, Copenhague (Dinamarca)