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La científica y divulgadora publica un libro para recoger el legado científico y humano de la mujer más famosa de la historia de la ciencia

“No solo fue una científica excepcional, también fue una mujer apasionada y muy luchadora”, recalca la catedrática de la Universidad de Sevilla

VALENTINA RAFFIO | Artículo original

El nombre de ‘Marie Curie’ resuena como uno de los pocos, por no decir el único, al que todo el mundo recurre cuando se piensa en mujeres que hayan destacado en el mundo de la ciencia. Su imagen, ya convertida en un icono de la cultura pop, lidera la gran mayoría de iniciativas en las que se reivindica la capacidad de ellas para llegar a lo más alto de la investigación científica. Para demostrar la valía de las científicas del pasado y para inspirar a las que llegarán en un futuro. Pero, más allá de estas premisas motivacionales, ¿qué tanto se sabe de la científica que descubrió la radioactividad? Adela Muñoz Páez, catedrática de Química Inorgánica de la Universidad de Sevilla y miembro de la Red de Científicas Comunicadoras de EL PERIÓDICO, relata la historia de Marie Curie (Debate) en una nueva biografía en la que se recoge tanto su contribución científica como su aspecto más humano.

– Hace ya más de 150 años del nacimiento de Marie Curie. ¿Acaso ya no está todo dicho? Muchos dirán que hay otras científicas que también merecen atención…
– 
Es cierto. De hecho, al principio yo también sentí un poco de reticencia hacia este personaje. Veía que ella tenía la fama que le faltaba prácticamente a todas las demás. Pero en el año 2011 me encargaron un libro para explicar su historia y fue entonces cuando empecé a sumergirme en su trayectoria tanto científica como personal. Y ahí ya quedé prendada.

– ¿Cuál es, entonces, el punto de partida de esta biografía?
– 
He intentado ir más allá y no quedarme solo con explicar qué había logrado. También he querido relatar las implicaciones de su trabajo y todos aquellas partes menos conocidas de su trayectoria. En este libro he intentado hablar de la Marie Curie científica pero también de su aspecto más humano. Es un error creer que se dedicó solo a la labor científica. También estaba muy implicada en la lucha por la paz. Por eso mismo me gusta pensar en que este libro recoge tanto su legado científico como su legado humano.

– ¿Cómo pasa de una cierta reticencia hacia esta figura a sentir admiración por ella?
– 
Al investigar un poco más sobre su historia hubo algo que me impactó muchísimo. Y es que ella jamás buscó protagonismo. Al contrario. Ella sentía que su fama también era su condena porque, en cierta manera, la alejaba de los laboratorios. Aun así, si revisamos su biografía, podemos ver que en cuanto ganó cierto renombre utilizó esta plataforma para reivindicar la importancia de la investigación científica ante la sociedad. Esa actitud tan valiente y apasionada fue la que me hizo cambiar de parecer sobre su figura.

– Así que, paradójicamente, lo más impactante de la trayectoria de Marie Curie poco tiene que ver con sus logros científicos. Es algo mucho más humano… 
– 
Efectivamente. Creo que los matices más humanos de su historia hacen que sea más fácil identificarse con ella. No solo fue un genio científico. Fue una mujer valiente que pasó por muchas más dificultades. El aspecto más frágil de Marie Curie también es inspirador porque, en cierto modo, derriba barreras y hace que más gente pueda interesarse por su historia. No solo fue una científica excepcional, también fue una mujer apasionada y muy luchadora.

– Y a pesar de esto sigue habiendo mucha gente que cuestiona su valía. ¿Es este un síntoma de que las discriminaciones hacia las mujeres científicas persisten hasta nuestros días?
– 
Sí. De hecho, muchas de las críticas que se le achacan parten de prejuicios sobre el trabajo de las mujeres científicas. Algunos dicen que solo fue una mujer aprovechada, una ayudante aventajada de su marido, Pierre Curie. Hay incluso quienes cuestionan la autoría de sus obras o el mérito de sus descubrimientos y reclaman que se le retire el Nobel que ganó. Si estas críticas persisten no es porque tengan un fundamento real sino porque, en el fondo, hay quienes siguen creyendo que el trabajo de las mujeres científicas no está a la altura. Y eso es un error.

– ¿Estamos entonces ante una heroína científica excepcional que logró un éxito científico sin precedentes?
– 
Tampoco. Menospreciar sus logros es un error. Pero decir que fue ‘la madre de la física moderna’ también es incorrecto. Y eso también genera rechazo. A veces creo que solo bastaría con explicar los descubrimientos en su justa medida, ya que la trascendencia es tan apabullante que no hace falta desdeñar el trabajo de otros científicos para ganar reconocimiento. La estrella de Marie Curie brilla con suficiente fuerza

– ¿Cuál cree que es la lección más importante que podemos aprender de su historia?
– 
Creo que una de las partes más bonitas y menos conocidas de su historia es su lucha por la paz. Incluso cuando estaba muriéndose, Marie Curie siguió trabajando para crear un mundo mejor. Y si ya no podía estar en un laboratorio, entonces lo hacía a pie de calle. Al final de su vida, por ejemplo, se dedicó a la creación de aparatos radiológicos que pudieran utilizarse en época de guerra. También trabajó activamente para crear un entendimiento entre los países para que no volviera a ocurrir un conflicto de dimensiones de la Primera Guerra Mundial. Y, aunque al final no lo logró, creo que este espíritu de lucha es una de las partes más importantes de su legado.

-¿Es este su legado?
-Fue una mujer apasionada que luchó por lo que creía. Ese es su mayor legado.