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GONZALO CASINO / @gonzalocasino / gcasino@escepticemia.com / www.escepticemia.com

Sobre el secreto de los buenos especialistas y su capacidad comunicativa

Los expertos son necesarios para el funcionamiento de una sociedad compleja y el desarrollo de sus actividades y conocimientos más sofisticados. Cuanto más amplio y complejo es un campo, como es el caso de la ciencia y la tecnología, más niveles de especialización tiene. En medicina, por ejemplo, no se limita a un órgano, como el ojo o el corazón, y así hay oftalmólogos especialistas en la córnea y la retina, y cardiólogos especializados en diversas técnicas diagnósticas o terapéuticas. Los especialistas se comunican entre sí mediante una jerga que puede ser incomprensible para los demás. Sin embargo, tan necesaria es la existencia de expertos como la “traducción” de su jerga al lenguaje corriente para que su conocimiento pueda beneficiar a la sociedad de forma más completa.

Se realiza en diferentes ámbitos y a muchos niveles, porque no es un proceso lineal sino multidimensional y continuo. En la investigación biomédica, se distinguen dos grandes etapas o tipos de transferencia: la T1, que va desde la investigación a la aplicación clínica, y la T2, que aplica el conocimiento clínico a la toma de decisiones, en buena medida por los no expertos.

El reto de explicar una información técnica como la médica en lenguaje claro requiere dedicación para conocer algo y para saber contarlo. Y ambos aspectos van unidos, como sugiere el conocido método de estudio Feymann, que recibe el nombre del físico y premio Nobel Richard Feynmann. Este método sigue cinco pasos de forma iterativa: estudiar el tema o concepto, explicarlo con la intención de que otra persona lo entienda, identificar los puntos débiles o lagunas, volver a estudiarlo para tener una visión más profunda, mejorar la explicación usando un lenguaje claro y ejemplos, y repetir estos cinco pasos hasta mejorar la explicación.

Así pues, los grandes expertos, los que conocen profundamente su campo, deberían tener también la capacidad de ponerse en la mente del que no sabe y ser buenos divulgadores. O, dicho de otro modo, un experto no lo es completamente si no es capaz de explicar lo que sabe a la gente corriente. Y para cumplir bien esta tarea, es probable que todavía haga falta otra habilidad: saber más allá y más acá de la propia especialidad, descendiendo desde la rama de la especialidad hacia el tronco común del conocimiento. Es decir, para ser un experto que además quiere transmitir o divulgar su conocimiento, viene muy bien ser también un generalista competente.

El médico Ciril Rozman, autor y director durante más cuatro décadas del Farreras-Rozman, el tratado de medicina con el que han estudiado centenares de miles de médicos en España e Hispanoamérica, es un ejemplo de médico competente como especialista y como generalista, además de buen divulgador. “¿Sabe cuál es el secreto?”, me dijo en una entrevista en 2009. “Saber poco de cada especialidad, pero muy bien sabido. Saber muy bien los fundamentos, no las minucias. Yo he discutido a menudo con expertos de muchas especialidades porque tengo visión general, porque el hombre no es de ninguna especialidad médica”.

Con todo, las opiniones de los expertos no siempre están alineadas con la evidencia y son atinadas. No tienen por qué serlo cuando opinan de algo ajeno a su campo, pero tampoco lo son necesariamente cuando lo hacen de lo que se supone que saben. Los expertos, como cualquier persona, tienen valores y preferencias que pueden condicionar su juicio, aparte de posibles conflictos de intereses que pueden sesgarlo. Además, no todos los supuestos expertos lo son realmente y no ponen suficiente empeño para que se les entienda.



Autor
Gonzalo Casino és periodista científic, doctor en medicina i professor de periodisme a la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Ha estat coordinador de les pàgines de salut del diari El País durant una dècada i director editorial d’Edicions Doyma / Elsevier. Publica el bloc Escepticemia des de 1999.

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Columna patrocinada per la Fundació Dr. Antoni Esteve en col·laboració amb IntraMed.