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La regeneración de algunas zonas puede empeorar las condiciones de vida de los vecinos y expulsar a muchos de ellos de sus hogares

Las expertas reclaman una mayor intervención política para evitar los efectos negativos de este fenómeno

VALENTINA RAFFIO | Artículo original

La gentrificación puede, a priori, parecer un concepto confuso. Todo empieza con pequeñas trasformaciones del barrio. Pequeñas y grandes modificaciones enfocadas a crear un entorno más agradable. A partir de ahí el entorno se sumerge en una especie de metamorfosis. Edificios, calles, parques y comercios embellecidos atraen la llegada de residentes con una mayor capacidad adquisitiva. Estos nuevos residentes, a su vez, también generan una trasformación del entorno relacionada con la necesidad de nuevos edificios, infraestructuras y comercios. El ecosistema se trasforma, los precios suben, los residentes cambian y su manera de relacionarse con el espacio también. Y es así como, poco a poco, la gentrificación hace gala de su presencia. Los residentes históricos del barrio se ven expulsados de sus hogares, el entorno ya no es el mismo.

La trasformación de los barrios debería, por tanto, estar sujeta a debate. En relación a ello, EL PERIÓDICO, en colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona, organizó el lunes un coloquio sobre los efectos de la gentrificación y su impacto sobre la salud de los ciudadanos. La iniciativa contó con la participación Isabelle AnguelovskiCarme BorrellMireia GascónMara Ferreri, colaboradoras de la ‘Red de Científicas’, y Olga Grau, directora adjunta de EL PERIÓDICO y moderadora de la sesión. “Necesitamos abrir el debate sobre cómo mejorar nuestros barrios sin que ello afecte a los vecinos. Tiene que ser una discusión razonada pero apasionada, basada en el rigor científico”, explicó Gerardo Pisarello, el primer teniente de alcalde, durante la presentación del evento en el centro cívico Vil·la Urània.  

Efectos secundarios

“La gentrificación no es una modificación cualquiera en el barrio. Estamos hablando de un cambio demográfico forzoso que puede trasformar completamente la vida de los vecinos”, advirtió Mara Ferreri, experta en gentrificación del Institut de Govern i Polítiques Públiques (IGOP). “Estas dinámicas pueden generar tanto la expulsión de los residentes de sus hogares como su aislamiento social u otras situaciones insalubres“, añade. Este es el caso, según explica Ferreri, de las diferentes familias que se ven forzadas a compartir un mismo hogar para poder permanecer en el barrio.

“En este contexto, lo que está en juego es el hogar de la gente”, argumentó Carme Borrell, experta en salud pública de l’Agència de Salut Pública de Barcelona. “No olvidemos que para una persona perder el hogar es perderlo todo. Tu identidad. Tu mundo. Tu estabilidad. Está demostrado que todos los indicadores de salud de un individuo empeoran cuando su vivienda está en riesgo”, sentenció la especialista. “Y es por eso que no podemos permitir que la vivienda se convierta en un bien de mercado sobre el que se especula”, añadió.

Salud pública

“La gentrificación puede destruir el tejido social y urbanístico de un barrio”, comentó Isabelle Anguelovski, experta en planificación urbana y ecología política del Institut de Ciència i Tecnologies Ambientals, profesora de investigación ICREA y directora del Barcelona Lab for Urban Environmental Justice and Sustainability (BCNUEJ). En el caso de Barcelona, el proceso de gentrificación ha afectado con mayor medida al centro de la ciudad. Es allí donde se han concentrado gran parte de las reformas, los nuevos comercios y la afluencia de turistas. “Los habitantes del centro padecen mayores niveles de estrés, contaminación ambiental y acústica, entre otros. Todo esto plantea la necesidad de regularlo”, comentó.

“Este tipo de entornos con un alto grado de masificación suponen un grave problema para la salud de los ciudadanos“, subrayó Mireia Gascón, experta en impactos en la salud del entorno edificado (ISGlobal). Según detalló la investigadora, el aumento del ruido puede alterar el ritmo circadiano. La contaminación afecta a la calidad de vida. El estrés está relacionado con un mayor malestar. En contrapartida, el aumento de espacios verdes cerca del lugar de residencia está directamente relacionado con una mejora de la salud física y mental de los vecinos. 

Posibles soluciones      

Al fin y al cabo, la gentrificación plantea el debate sobre cómo mejorar el entorno urbano sin que ello pueda afectar negativamente a los residentes. “Muchos proponen técnicas de acupuntura urbana. Es decir, pequeñas intervenciones para que la gente sienta que está habiendo una mejora en su entorno y, a su vez, medir el impacto de estas trasformaciones”, argumentó Gascón. En este sentido, Anguelovski añadió la importancia de controlar los precios del alquiler y el acceso a vivienda de protección oficial para aquellos ciudadanos en una situación más vulnerable. “No tenemos que pensar en acciones puntuales sobre cómo mejorar el barrio, sino en un plan global. Es importante pensar acciones a medio y largo término para controlar cómo se trasforma cada espacio del barrio y sus posibles efectos”, concluyó.

El debate sobre la trasformación del entorno urbano continuará el próximo día 6 de marzo un nuevo coloquio de EL PERIÓDICO en colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona sobre ‘Cómo superar la cultura del coche‘. El evento tendrá lugar a las 18.30 en la antigua fábrica Ca l’Alier (Carrer de Pere IV, 362) y contará con la participación de expertas de la ‘Red de científicas’.