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Es una estrategia terapéutica que se está intentado desarrollar desde hace muchos años, pero no es fácil de aplicar

AMPARO CANO | Artículo original

No solo los elefantes tienen la proteína p53, la tenemos todos los mamíferos. Esta proteína tiene lo que llamamos un gen supresor del cáncer, es capaz de impedir que se desarrolle el tumor. Lo que describía la noticia sobre los elefantes a la que te refieres es que estos animales en vez de tener una copia del gen de esta molécula, tienen quince o veinte copias, es decir que la cantidad de esta proteína que producen es mucho mayor que la que podemos producir los humanos. La investigación a la que te refieres defiende la hipótesis de que la razón por la que los elefantes tienen muy pocos tumores es precisamente la elevada cantidad de esta proteína que producen.

Pero ahora, vayamos a la respuesta a tu pregunta concreta. La posibilidad de utilizar esta proteína para combatir el cáncer en las personas. Lo primero que tengo que decirte es que esta es una línea de investigación del cáncer muy activa desde hace más de veinte años: tratar de controlar los niveles de p53 en tumores como una forma de impedirlos. Se ha investigado, por ejemplo, en ratones. Lo que se ha hecho es algo parecido a lo que les pasa a los elefantes, en vez de tener una sola copia del gen aumentar el número de copias y se les llama de hecho ratones súper p53. Esto lo investigó el científico Manuel Serrano en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas hace más de 15 años. Y efectivamente descubrió que esos ratones están más protegidos contra los tumores.

Pero aunque es una estrategia terapéutica que se está intentado desarrollar desde hace muchos años no es tan fácil como se podría pensar porque la solución no es simplemente aumentar los niveles de p53 y ya está. Así no puede hacerse, primero hay que buscar métodos que permitan aumentar la proteína sin provocar más problemas que los que se intentan corregir.

¿Y cuáles podrían ser esos métodos? Hay varias alternativas. Lo primero que se intentó fue la utilización de virus modificados para que aumentaran la expresión del gen que codifica para esta proteína y así se aumentara la producción de la propia proteína. Se utilizaban adenovirus que son un tipo de virus que no se integran en el genoma, al no integrarse quiere decir que no se mantienen de forma permanente, eso puede ser un inconveniente pero evita que se altere el genoma de la célula que se está manipulando. Pero la investigación descubrió que este método no funcionaba y esta vía está abandonada.

En la actualidad y desde hace un tiempo, la investigación se ha centrado en conocer muy bien cómo funciona esta molécula p53. Lo que sabemos de ella es que tiene una vida media muy pequeña, es decir que está activa muy poco tiempo en la célula. Por eso, una de las vías de investigación intenta que permanezca activa más tiempo para que pueda ejercer su función. Y eso se hace intentando bloquear otras moléculas que son las que hacen que esté poco tiempo disponible en la célula.

También sabemos que en humanos está presente en niveles muy bajitos. Para que entender esta vía de investigación es necesario saber un poco cómo funciona p53. Cuando el DNA de una célula se daña, la p53 se activa y tiene la capacidad de hacer que si una célula está dividiéndose pero ha sufrido un daño, puede decirle a la célula: ¡párate, no sigas dividiéndote!, para evitar que ese daño se transfiera a las células hijas. La proteína p53 le da a la célula una señal de parada de su división celular y así le consigue tiempo a la célula a que repare el DNA dañado, por ejemplo por los rayos ultravioleta del sol en dosis excesivas. Le dice: “No, no, tú párate, y repara el DNA para que no trasmitas ese daño que puede ser una mutación”. Si la célula obedece, perfecto, pero si no lo hace, p53 consigue que la célula se muera y así evita que se trasmitan mutaciones. Eso es lo que ocurre en una célula normal. En las células tumorales lo que pasa es que la proteína p53 no funciona como tiene que funcionar y la célula sigue dividiéndose y sigue acumulando mutaciones sin repararse. Si tuviéramos mucha cantidad de proteína normal esto lo bloquearía. Y por eso se está haciendo un gran esfuerzo para llegar a esa situación, pero hasta ahora no se ha conseguido. Existen ensayos clínicos en marcha pero todavía no han llegado a los pacientes.

Otra vía de investigación es la utilización de la técnica CRISPR de edición genética. Pero como esta es una proteína que tiene una función muy importante en las células normales deberá ser un CRISPR dirigido exclusivamente a la célula tumoral. Que yo sepa, todavía no se ha podido llevar a la práctica pero es factible que de aquí a unos años la tecnología CRISPR avance y se pueda hacer de forma completamente dirigida a esas células tumorales y de forma segura.


Amparo Cano es catedrática del departamento de Bioquímica de la Universidad Autónoma de Madrid, jefa del grupo de Mecanismos de Progresión Tumoral del Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols, centro mixto CSIC-UAM.


Pregunta realizada vía email por María Gallardo Ruiz


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