Investigadores españoles han desarrollado un fármaco para cerrar las fístulas de la enfermedad de Crohn

MARYA GONZÁLEZ NIETO / NOTICIA MATERIA

La terapia celular para cerrar las fístulas provocadas por la enfermedad de Crohn ya es posible. Investigadores españoles han desarrollado un tratamiento a partir de células madre procedentes de la grasa de personas sanas que ha superado con éxito todas las fases del ensayo clínico que les exige la ley. Se trata del primer tratamiento de terapia celular alogénico -las células no son del paciente- que alcanza la categoría de medicamento. “Hasta ahora, todo han sido tratamientos experimentales. Con este, ya está demostrado científicamente que funciona”, explica Damián García Olmo, el jefe de la rama quirúrgica de la investigación. El encargado de dirigir la parte clínica del proyecto ha sido el gastroenterólogo Julià Panés. El fármaco es el fruto de 14 años de investigación de varias entidades públicas y privadas españolas y los resultados han sido publicados en la revista The Lancet.

Alrededor del 40% de los pacientes con enfermedad de Crohn desarrolla fístulas perianales que requieren cirugía

El objetivo de los investigadores era dar con un tratamiento que ayudase a cicatrizar mejor. “La mayor parte de los fracasos de la cirugía, se deben a una mala cicatrización”, cuenta Héctor Guadalajara, cirujano digestivo y miembro del equipo de García Olmo. En todas las investigaciones se debe establecer el peor escenario posible porque si el tratamiento funciona en condiciones extremas, es más fácil que funcione en otras circunstancias más leves. Así, eligieron las fístulas perianales producidas por la enfermedad de Crohn (EC). Debido a la contaminación, la suciedad y la humedad del ano se trata de heridas de difícil cicatrización. Y a estas condiciones hay que sumarle que la enfermedad de Crohn es autoinmune. El biólogo Mariano García Arranz, número dos de García Olmo, aclara que a pesar de que la investigación se haya centrado en ello, el proyecto busca ir mucho más allá. “Ahora que hemos consolidado esto, se abren muchas otras vías de investigación”, cuenta.

La enfermedad de Crohn es una patología autoinmune del intestino. Los investigadores explican que no existen registros de cuántos pacientes existen en el mundo, aunque los datos más fiables, según apunta Guadalajara, estiman que esta enfermedad afecta en EE UU a 201 personas de cada 100.000 habitantes. Y cada año, se dan entre 3 y 15 casos nuevos por cada 100.000 habitantes. En España, esta incidencia es menor. Se calcula que cada año se diagnostican entre uno y seis por cada 100.000 habitantes al año, según el experto.

Alrededor del 40% de los pacientes que sufren enfermedad de Crohn desarrolla fístulas perianales que, en un principio, pueden tratarse con medicamentos biológicos. “Pero cuando estos no son efectivos, hay que operar para cerrarlas”, cuenta Guadalajara. Las repetidas operaciones para cerrar las recurrentes apariciones de estos túneles ponen en peligro la función del esfínter y provocan incontinencia fecal. “Esto empeora mucho la calidad de vida del paciente porque la mayor parte de los enfermos de Crohn son muy jóvenes”, explica. El tratamiento, por tanto, está dirigido a aquellos que deben someterse a cirugía.

El nuevo tratamiento celular simplifica mucho la cirugía. La operación consiste en aplicar células madre directamente en la apertura de la fístula y sellar la zona con un punto. En pocas horas, el paciente puede irse a casa. Como la cicatrización es un proceso celular, el tratamiento ayuda a cerrar la herida más rápido. Además, al tratarse de un medicamento vivo, los efectos son duraderos en el largo plazo y esto se traduce en una experiencia mucho menos traumática para el paciente.

Con una sola inyección, el 50% de los pacientes que se han sometido al ensayo clínico han visto cómo sus fístulas se cerraban. “Y este resultado ha sido bajo los estrictos parámetros del ensayo clínico”, matiza Mariano García. La ley obliga a que el ensayo siga unos rígidos patrones para garantizar la efectividad del medicamento. Pero los investigadores están convencidos de que cuando el cirujano pueda aplicar su propio criterio para tratar cada caso particular en cuanto a la cantidad de la dosis o el lugar de aplicación del tratamiento, los resultados mejorarán notablemente.

Con una sola inyección, el 50% de los pacientes que se han sometido al ensayo clínico han visto cómo sus fístulas se cerraban

En el ensayo clínico cada inyección contenía 120 millones de células extraídas del tejido adiposo de personas sanas. Esto introduce una novedad en la terapia celular. Hasta ahora, se han estado utilizando las células de los propios pacientes –autólogas-, lo que hacía que el proceso resultase mucho más lento y costoso. En esta investigación, se han utilizado células externas al paciente –alogénicas- en todas las fases del ensayo. “Es algo que hemos aprendido por el camino”, admite García Olmo.

El entusiasmo de los investigadores es contagioso. “No solo porque ahora vamos a poder curar a pacientes enfermos de Crohn que hasta ahora no tenían apenas posibilidades”, apunta García, sino por el camino que el nuevo tratamiento abre a las próximas investigaciones sobre cicatrización. En estos momentos el equipo está trabajando en otros 13 ensayos que se han desprendido del principal en diferentes patologías. El mismo tratamiento se podría utilizar para cerrar cualquier herida de difícil cicatrización, como las heridas de pacientes quemados, de enfermedades vasculares, o muchas otras. “Allá donde haya una herida, el tratamiento puede servir, y el trabajo del cirujano, a grandes rasgos, es hacer heridas que el propio organismo del paciente debe cicatrizar”, reconoce Guadalara.

Algo de lo que los investigadores se sienten muy orgullosos es que el desarrollo del tratamiento haya sido totalmente español

Los equipos de García Olmo del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz-Grupo Quirón y de Julià Panés del Hospital Clínic de Barcelona están de celebración por el final feliz de tantos años de trabajo. Algo de lo que los investigadores se sienten muy orgullosos es que el desarrollo del tratamiento haya sido totalmente español. “La idea se tuvo aquí, se ha creado, se ha investigado aquí y se va a comercializar para todo el mundo desde España”, explica Mariano García. Este aspecto también alegra a otros especialistas españoles. Ángel Raya es el director del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona y experto en terapia celular. Asegura que el hecho de que el primer tratamiento de terapia celular aprobado por la ley haya sido español, pone al país a la cabeza del mundo en este tipo de tratamientos.

Raya cree que el resto de la comunidad médica recibirá la noticia con los brazos abiertos. Cada uno por sus propios motivos. “Los que tengan pacientes con fístulas porque los podrán curar, y lo que tengan investigaciones similares en curso porque habrán abierto un camino por el que continuar”, detalla. Raya tan solo admite una duda. “A ver ahora cómo se comercializa, cuánto cuesta y si la sanidad pública se lo puede permitir”, apunta. Pero eso es algo que escapa a los investigadores. La producción masiva del tratamiento, la comercialización y distribución es tarea de TiGenix, una empresa surgida de la Universidad Autónoma de Madrid, que creyó en el proyecto de García Olmo y apostó por él.

Por su parte, el vicepresidente segundo de la confederación de asociaciones de enfermos de Crohn y Colitis Ulcerosa (ACCU), José Ramón García, recibe la noticia con optimismo pero también con cautela. “Hay que esperar a conocer los resultados fuera del ensayo y los posibles efectos secundarios, como los riesgos de cerrar una fístula sin que esta se haya limpiado por completo”, advierte. A pesar de esta reserva admite que los tratamientos con células madre son lo más prometedor para las fístulas perianales que existe en estos momentos y que se siente optimista ante las posibilidades de la terapia celular.

En medio del júbilo que sienten los investigadores también hay lugar para la prudencia. El equipo reconoce que aún queda mucho por hacer y muchos pacientes a los que tratar. “Aquí no termina nada. Todavía hay un 50% de enfermos de Crohn que no han curado sus fístulas y no nos resignamos, queremos curarlos”, recuerda García Olmo. Ahora buscan que las células sean más potentes, ver si los que no curaron con una inyección, pueden hacerlo con dos o con tres, y dar solución a otras muchas patologías.

El jefe quirúrgico de la investigación, admite que le produce mucha satisfacción poder dar esta noticia a la sociedad. “Casi todo el proyecto se ha financiado con fondos públicos y lo mejor que podemos hacer es devolvérselo a la gente. Y que todos sepan que trabajamos por curarles”, concluye García Olmo. El equipo estima que el tratamiento estará disponible en los quirófanos de los hospitales a partir de mediados del año que viene.