Varios equipos científicos luchan contra reloj por conseguir una inmunización antes de que acabe la epidemia

NUÑO DOMÍNGUEZ / NOTICIA MATERIA

La lucha contra el zika acaba de dar un paso decisivo al comenzar los primeros ensayos en personas con dos vacunas experimentales. Otras tres esperan llegar al mismo punto en los próximos meses. En los equipos científicos que las desarrollan se trabaja contra reloj, pues la epidemia podría terminar antes de que se consiga una vacuna efectiva.

El zika ha invadido 67 países desde 2007. El virus solo causa síntomas en uno de cada cinco contagiados, pero en algunos casos produce malformaciones cerebrales en el feto y problemas neurológicos en adultos. Brasil es de lejos el país más afectado y ya ha registrado más de 1.700 casos de microcefalia asociada al zika. En EE UU ya se han dado los primeros casos de contagio por mosquitos autóctonos, lo que ha llevado a instituciones como los Institutos Nacionales de la Salud a apurar el inicio de las pruebas de vacunas en humanos.

“Es una carrera”, reconoce Nelson Michael, médico, coronel del Ejército de EE UU y líder del equipo que ha desarrollado una de las vacunas más prometedoras. “En unos años, quizás de tres a cinco, habrá en América tanta gente que se habrá expuesto al zika de forma natural que toda la población será inmune”, explica. Se trata de la inmunidad de grupo, que sucede cuando un virus pierde su capacidad de circular más entre la población. En esta situación no habría suficientes personas para terminar los ensayos clínicos de las diferentes vacunas, un problema similar al que se dio con el ébola en África Occidental.

Hace dos semanas, un estudio basado en proyecciones matemáticas calculó que la actual epidemia de zika puede haber acabado en apenas tres años, quizás incluso menos. Pero otra proyección similar predecía que para entonces casi 100 millones de personas se habrán contagiado y, sobre todo, decenas de miles de niños podrían nacer con malformaciones cerebrales.

La gran pregunta es cuál es la forma más efectiva de aniquilar al virus. Un estudio publicado esta semana en la revista Science demuestra que la vacuna ZPIV, desarrollada por el Instituto de Investigación Militar Walter Reed en colaboración con el Hospital Beth Israel de Boston y la Universidad de Harvard ofrece una protección completa en monos expuestos al zika.

Esta nueva vacuna consiste en una copia completa del virus que está desactivada y por tanto es incapaz de infectar. Al toparse con ella, el sistema inmune produce anticuerpos específicos contra el zika que permiten atajar una infección con la versión viva del virus. Incluso los monos no vacunados se vuelven inmunes al zika si se les inyectan anticuerpos extraídos de otros animales ya vacunados, según ha demostrado este trabajo.

La ZPIV “ha sido usada para vacunas contra virus similares como la encefalitis japonesa o el virus de la encefalitis transmitida por garrapatas, lo que aumenta nuestra confianza en que podremos desarrollar una nueva vacuna capaz de proteger a la gente contra el zika”, explica Michael. Los primeros ensayos en humanos comenzarán en octubre y tendrán como objetivo demostrar que la vacuna es segura (la llamada fase 1). “Serán cuatro ensayos con unos 150 o 200 voluntarios en total que se harán en EE UU y Puerto Rico y que analizarán la seguridad y la respuesta inmune”, detalla el médico.

En las últimas dos semanas han comenzado otros tantos ensayos en personas con vacunas experimentales. Ambas están basadas en vehículos de ADN que introducen en el cuerpo dos proteínas del virus. Por sí solas son inocuas pero, al identificarlas, el sistema inmune las ataca y los anticuerpos las memorizan y eso les permite atajar al virus real. El primer ensayo lo lleva a cabo Inovio, una empresa de EE UU, y el segundo, los Institutos Nacionales de la Salud, que esperan tener resultados preliminares en enero de 2017.

Si todo sale bien, después habrá que probar la eficacia de la vacuna en miles de personas en los países afectados (fase 2) y luego pasar a una última tanda de pruebas con aún más participantes (fase 3). “En el mejor de los casos el proceso lleva dos o tres años y se necesita cada vez una muestra mayor, lo que puede resultar complicado si el zika remite”, reconoce Pablo Martínez de Salazar, médico y coordinador de la respuesta ante el zika del Instituto de Salud Global de Barcelona. El temor no es solo que el virus deje de circular antes de que llegue la vacuna, sino que vuelva dentro de 10 o 15 años, cuando haya llegado ya una nueva generación de personas vulnerables al virus. “Tenemos que trabajar todo lo rápido que podamos”, zanja Michael.