Si el objetivo del instituto era el control de plagas, e incluso la investigación defensiva de las armas biológicas, a Reinhardt no le encaja la elección de Dachau. En Alemania ya había afamados centros de investigación entomológica. Además, toda la investigación básica sobre cómo combatir a piojos o mosquitos ya se había realizado. Tampoco le convence la elección de su director. Aunque a Himmler le dieron los nombres de algunos de los más importantes entomólogos de la época, como el de Karl Ritter von Frisch que años después ganaría el Nobel por, entre otros, desentrañar el código de la danza de las abejas, el jefe de las SS eligió a Eduard May, un entomólogo de carrera mediocre pero que había publicado varios artículos de contenido antisemita.