Un estudio prueba en ratones la eficacia de inhibir la proteína que crea los vasos sanguíneos anómalos vinculados a la enfermedad

JESSICA MOUZO QUINTÁNS / NOTICIA MATERIA

Es una proteína, se llama CPEB4 y conseguir inhabilitarla puede ser la clave para combatir la cirrosis hepática. A esa conclusión han llegado un grupo de científicos del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona (IRB) y del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) después de probar en ratones que el hígado puede regenerarse completamente si se inhibe la proteína CPEB4, encargada de generar los vasos sanguíneos anómalos vinculados a la cirrosis.  La hepatitis C, el alcoholismo y ahora el alza la obesidad, son las principales causas de esta dolencia, que daña progresivamente el hígado convirtiendo el tejido sano en fibroso (acumulación de cicatrices) y provocando fallos funcionales en el órgano.

Hasta ahora, las investigaciones se centraban en inhibir la proteína VEGF, encargada de generar nuevos vasos sanguíneos, pero los resultados no fueron satisfactorios

Pese a que las células hepáticas tienen una capacidad de regeneración muy alta para combatir el daño que provoca la cirrosis, la fórmula que emplean para reparar estas lesiones resulta contraproducente para el hígado. Como las cicatrices complican la circulación de la sangre a través del órgano, las células hepáticas generan nuevos vasos sanguíneos para liberar presión en las venas. El problema es que algunos de estos vasos se crean fuera del hígado (angiogénesis patológica) y generan más daño hepático porque todavía llega menos sangre al hígado. Además, estos vasos patógenos forman varices en el esófago y el estómago que, si se rompen, provocan fuertes hemorragias internas.

Hasta ahora, las investigaciones se habían centrado en inhibir la proteína VEGF, vinculada a la creación de los nuevos vasos. Pero los resultados no eran muy satisfactorios porque, al inhabilitar la función de esta proteína, se atacaba a los vasos patógenos, pero también a los sanos. “Atacando esta proteína de forma indiscriminada, inhabilitas la generación normal de vasos, con lo que los efectos adversos son intolerables”, explica el investigador ICREA, Raúl Méndez.

“Por primera vez conseguimos bajar los niveles de VEGF de patógenos a normales”, explica el investigador ICREA, Raúl Méndez

Los investigadores, que ya habían estudiado la proteína CPEB4 en embriones, vieron que el hígado dañado empleaba concretamente la CPEB4 para generar sólo los vasos patógenos. “Al quitar esta proteína, inhibimos la formación de vasos sanguíneos malos sin hacer daño a los buenos”, señala el científico. Los investigadores probaron la eficacia de esta fórmula en ratones y los resultados, asegura Méndez, fueron “muy buenos”. “Por primera vez conseguimos bajar los niveles de VEGF de patógenos a normales”, apunta. El estudio se ha publicado en la revista científica Gastroenterology.

Con todo, pese a las buenas noticias que ha dado la investigación básica, Méndez se muestra prudente y advierte que todavía falta tiempo para trasladar el hallazgo a la práctica clínica. Las investigaciones se centran ahora en generar un fármaco que inhiba específicamente la proteína CPEB4. “El año pasado conseguimos revelar las estructuras atómicas de esta proteína, que es el paso previo al diseño computacional de inhibidores. Estamos probando los compuestos que podrían funcionar pero tenemos que ver cuáles funcionan e inhiben esta proteína y además, debemos comprobar que no tengan efectos secundarios”, explica el investigador. La cirrosis está entre las 10 primeras causas de muerte en países desarrollados y es la primera causa de trasplante hepático en España.