Las personas con un cáncer hematológico infectadas recibirán un trasplante de sangre con una mutación resistente al virus.

Un paciente de Barcelona erradicó el patógeno en tres meses

EMILIO DE BENITO / NOTICIA MATERIA

La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) han puesto en marcha un proyecto para estudiar si se puede eliminar el VIH en personas infectadas si tienen un cáncer hematológico que les obligue a recibir un trasplante. La idea que han expuesto esta mañana es sistematizar –y mejorar- el estudio del método que hasta ahora ha llevado al único caso de curación del VIH (entendida como su eliminación del organismo) del mundo: el caso de Timothy Brown, el paciente de Berlín, que ha erradicado el virus y este no ha reaparecido en cuatro años aunque él ha dejado de tomar la medicación antirretroviral.

Según explicó Rafael Matesanz, director de la ONT, se trata de buscar en los bancos de cordón umbilical aquellas muestras de mayor calidad que, además, posean una mutación en el receptor CCR5 (oficialmente se llama CCR5 delta32). Esta proteína es una de las cerraduras de los linfocitos que abre el VIH para infectarlos, explicó Javier Martínez, del IrsiCaixa, un centro especializado en tratamiento de VIH. “Es lo mismo que se hizo con el paciente de Berlín”, pero en su caso se usó un trasplante de médula de otro adulto.

El origen de la idea está en el caso de un hombre de Barcelona de 37 años que recibió experimentalmente este tratamiento en septiembre de 2013, indicó Rafael Duarte, director del Programa de Trasplante Hematopoyético del Instituto Catalán de Oncología. El paciente tenía “un linfoma agresivo además de VIH”, relató. Tras le trasplante se analizó semanalmente la presencia de virus en su organismo durante los tres meses que sobrevivió al linfoma. En la última de las pruebas “demostró la eliminación del virus”, dijo el oncólogo. Además, se pudo observar ex vivo (en células extraídas del paciente) que estas estaban protegidas ante el VIH, porque no se infectaban cuando se exponían al patógeno. Por desgracia, el paciente falleció y no se pudo seguir el ensayo.

El proyecto parte de la idea de aprovechar el potencial de los bancos de sangre de cordón umbilical de España. El país almacena unas 60.000 unidades, indicó Marta Torrabadella, que trabaja en el de Barcelona. De ellos se seleccionarán las 22.800 unidades mejores, que tengan más células, y se buscará cuáles tienen la mutación en las dos copias del ADN (la paterna y la materna), indicó. Se calcula que esta variación se da en algo más del 1% de los europeos (no existe, en cambio, en Estados Unidos, por ejemplo), lo que apunta a que se pueden encontrar unas 250 unidades adecuadas, dijo Torrebadella. Estas “se reservarán” para estos casos de comorbilidad (infección por VIH más cáncer hematológico agudo), indicó Matesanz. El director de la ONT afirmó que se calculaba que cada año hay dos o tres personas con VIH (de las 150.000 que viven en España) que desarrollan una de estas neoplasias. Pero el estudio no será solo español. Las unidades seleccionadas estarán a la disposición de cualquier centro que tenga pacientes que reúnan las condiciones para participar en el ensayo, aclaró Matesanz. Solo en Europa en 10 años se han dado unos 150 casos (unos 10 por año) que hubieran sido candidatos a entrar en estas pruebas, añadió Duarte.

El oncólogo quiso recalcar que se trata, en primer lugar, de curar con un trasplante a la persona con un cáncer sanguíneo agresivo, y que para eso se seguirán los procedimientos estándar. La única diferencia será que, en el caso de que el paciente también tenga VIH, se aprovechará para trasplantarle la sangre mutada para estudiar lo que pasa. El tratamiento para la leucemia o el linfoma, por ejemplo, no se alterará, con lo que se busca un beneficio añadido. El trabajo consistirá, una vez regenerado su sistema inmunitario, en analizar si disminuye el virus de su organismo, si desaparece y, si se llega a esta situación, ver si mantiene el control de la infección sin necesidad de medicación. Esto querrá decir que la nueva médula, generada a partir de la sangre mutada, es capaz de impedir que el VIH se asiente.

Someterse a un trasplante para regenerar la médula no es un procedimiento sencillo. Su tasa de complicaciones –incluida la mortalidad- a los dos años está entre el 15% y el 25%, explicó Duarte. Por eso es impensable utilizar este método en la población general con VIH, que con la medicación antiviral pueden mantener la infección controlada, añadió Martínez. Además, este tratamiento solo sirve para algunos subtipos del VIH; que son los que usan el receptor CCR5 para entrar en los linfocitos. Hay otros grupos de VIH que usan otro receptor, y en ellos se ha visto que el sistema no funciona. “Por firtuna, la gran mayoría de los infectados en España lo tienen”, explicó Martínez.

Pero el proyecto quiere ir más allá del número, necesariamente reducido, de personas que podrían beneficiarse de curarse del VIH. Será una oportunidad para estudiar a fondo cómo actúa el CCR5, y ver si hay otros métodos menos agresivos de introducir esa mutación o imitar sus efectos para eliminar el VIH del cuerpo de los infectados. Y así hacer que el paciente de Berlín deje de ser la única persona, hasta ahora, que se ha deshecho del virus.