Martin Karplus, Michael Levitt y Arieh Warshel reciben el galardón por avances que han revolucionado la aplicación de la informática a la investigación química. El hallazgo permite, entre otras cosas, probar fármacos sin poner a humanos en peligro

DANIEL MEDIAVILLA / NOTICIA MATERIA

Hasta hace poco, cuando se quería comprobar si una medicina funcionaba, no había más opción que probarla en el paciente. Con el avance de la biología, se empezaron a utilizar animales como modelo o cultivos de células en las que se probaban los fármacos. Ahora, cuando la complejidad de las regulaciones y de los remedios que se buscan hacen que desarrollar una nueva medicina pueda costar cientos de millones de euros, los ensayos en ordenadores pueden suponer un gran avance para la ciencia médica. Creando un modelo del fármaco que se quiere probar y de las proteínas o los patógenos que tendrá como objetivo, se puede predecir si se acoplarán bien y si el tratamiento tiene posibilidades de éxito. Con ello, se ahorra tiempo, dinero y ensayos clínicos que pueden ser peligrosos para la salud.

Por este tipo de avances han sido premiados hoy con el Nobel de Química el austriaco Martin Karplus, el británico Michael Levitt y el israelí Arieh Warshell (todos tienen la estadounidense como segunda nacionalidad). Sus hallazgos, que no solo tienen aplicaciones en medicina, han transformado la manera en que los científicos crean sus modelos para tratar de entender los procesos químicos más básicos. Si Watson y Crick lograron descubrir la estructura del ADN con pedazos de cartón y modelos de alambre y metal, los grandes avances de la química actual requieren de los modelos informáticos que crearon en los 70 Karplus, Levitt y Warshell.

Según se explicó en la presentación posterior al anuncio del Nobel en Estocolmo (Suecia), cuando los científicos comenzaron a emplear los modelos informáticos en su trabajo, se vieron atrapados por las aparentes incoherencias entre las leyes de la física clásica y las de la mecánica cuántica. La primera solo servía para modelar moléculas muy grandes y no permitía simular las reacciones químicas. Para alcanzar este último objetivo, era necesario acudir a la física cuántica, pero hacerlo requería una enorme capacidad de computación que solo permitía trabajar con moléculas muy pequeñas.

Los grandes avances de la química actual requieren de los modelos informáticos que crearon en los 70 Karplus, Levitt y Warshell

El trabajo de los nuevos premios Nobel de Química ha permitido crear un sistema que puede utilizar los dos tipos de física al mismo tiempo, cada uno en el aspecto donde es más útil. Así, la cuántica se emplea para calcular el comportamiento de los átomos clave en la interacción entre, por ejemplo, una medicina y la proteína a la que va dirigida. El resto de la proteína se simula empleando los conceptos de física clásica.

Por el momento, solo es posible recrear las reacciones químicas de procesos muy concretos, pero Michael Levitt, uno de los premiados, ha afirmado que uno de sus sueños es crear, en un ordenador, un ser vivo completo a nivel molecular. Avanzando mucho hacia el futuro, esto permitiría contar con modelos humanos completos, con su compleja red de interacciones a nivel molecular, en los que estudiar un cuerpo real y, de algún modo vivo, sin necesidad de cometer crímenes contra la humanidad.