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Vivimos una sinergia de epidemias que ocurren de forma simultánea, interaccionan y tienen causas comunes

CARME BORRELL | Artículo original

Una de las comisiones organizadas por la revista ‘The Lancet’ revisó la sindemia global de obesidad, desnutrición y cambio climático y publicó su informe en febrero. Una sindemia es una sinergia de epidemias (en este caso de obesidad, desnutrición y cambio climático) que ocurren de forma simultánea en tiempo y espacio, interaccionan y tienen mecanismos causales comunes.

La malnutrición, que incluye la obesidad, la desnutrición y los riesgos dietéticos de las enfermedades no transmisibles, es ya la mayor causa de pérdida de salud en el mundo. Además, está claro que el cambio climático tiene impacto en la salud de la población, por ejemplo produciendo inseguridad alimentaria y desnutrición, aumentando la mortalidad por olas de calor o incrementando algunas enfermedades. No podemos perder de vista que la sindemia global afecta en mayor grado a los países de menor renta y a las poblaciones más pobres.

Las emisiones de gases de efecto invernadero

Un ejemplo de la interacción entre estas epidemias es que el cambio climático repercute en el sistema alimentario ya que el incremento de las tormentas, inundaciones o sequías afecta a los cultivos y la calidad de los alimentos. Por otra parte, la producción de alimentos es uno de los grandes contribuyentes de las emisiones de gases de efecto invernadero, siendo la ganadería un responsable importante.

Los mecanismos que explican las causas de la sindemia están relacionados con los sistemas de la alimentación, el transporte, el diseño urbano y el uso de la tierra. Comentaremos dos ejemplos. Aunque hay suficientes alimentos para toda la población, la desnutrición afecta a un tercio de la población mundial. A menudo, la fruta y los vegetales no son asequibles en todo el mundo y por otro lado existe un incremento de los alimentos ultraprocesados que favorecen la obesidad. Otro ejemplo son los sistemas de transporte y el diseño urbano: el motorizado causa gases de efecto invernadero y al mismo tiempo favorece la obesidad ya que dificulta el transporte activo a pie o en bicicleta.

Hay que resaltar el papel de los Gobiernos ya que deciden las subvenciones a la agricultura y ganadería, el tipo de transporte o los sistemas para disminuir el consumo de alimentos no saludables… El poder económico cada vez está más concentrado en pocas corporaciones transnacionales, también en el sector alimentario. Tal como hemos dicho otras veces, estas corporaciones hacen lobi para disminuir las regulaciones sobre la publicidad de productos no saludables, se resisten al aumento de tasas, como por ejemplo en las bebidas azucaradas, e intentan lograr leyes y subvenciones favorables. Las industrias de combustibles fósiles y alimentarias reciben cinco billones de dólares en subvenciones anuales de los gobiernos.

La comisión de ‘The Lancet’ desarrolló nueve recomendaciones:

1. Pensar en términos de sindemia y no en cada una de las epidemias de forma independiente.

2. Las acciones deben ser tanto a nivel global como a nivel de país o a nivel local.

3. Las agencias internacionales y nacionales deben reforzar la gobernanza para poner en marcha políticas contra la sindemia y seguir tratados internacionales o nacionales, como por ejemplo la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Convención sobre los Derechos de los Niños, los objetivos de Desarrollo Sostenible… 

4. La gobernanza municipal debe promover acciones como las que disminuyen la contaminación del aire, la promoción del transporte activo y de la alimentación saludable y de proximidad.

5. Reforzar la sociedad civil: el poder de la ciudadanía para promover cambios es importante y hay que invertir para aumentar la abogacía y la capacidad de influencia de la población.

6. Reducir la influencia de los intereses comerciales: los gobiernos deben fortalecer la democracia, la transparencia y el tratamiento de los conflictos de interés para favorecer políticas contra la sindemia.

7. Fortalecer el rendimiento de cuentas monitorizando tanto la sindemia como las acciones que se hacen para combatirla.

8. Fomentar los modelos de negocio sostenibles y promotores de la salud, eliminando, por ejemplo, los subsidios a las corporaciones que promueven la sindemia o informando a la ciudadanía sobre el impacto ambiental y en salud de sus productos.

9. Avanzar en la investigación sobre los factores relacionados con la sindemia y las acciones a llevar a cabo.

Hay mucho camino por recorrer en la mejora de la salud de la población y del planeta. No podemos perder tiempo.

La autora de este artículo forma parte de la Red de Científicas Comunicadoras de El Periódico.