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Las placas tectónicas se desplazan, los continentes se chocan, se juntan y se separan por causas geológicas conocidas pero que, puestas todas juntas, hacen que el movimiento se vea como aleatorio

MARIA PUY AYARZA | Artículo original

Las placas continentales se mueven por un proceso bien conocido que es la tectónica de placas. Es como si tuvieras una caja llena de piezas y al agitarla o moverla aleatoriamente a veces te quedan todas en la esquina superior derecha, otras a la izquierda o distribuidas de cualquier otra forma. Eso es, en gran medida, lo que ocurre con los continentes.

Si echamos un vistazo a la historia geológica y, por ejemplo, nos vamos al Ordovícico, hace unos 500 millones de años, la península Ibérica estaba entonces casi en el Polo Sur y Escandinavia, un poco después de esa época, estaba cerca del ecuador. En cambio, hace unos 300 millones de años, era la península Ibérica la que estaba cerca del ecuador. Y ahora nos seguimos moviendo hacia el norte porque África nos empuja. ¿Esto puede cambiar? Pues sí, puede. Las placas se van desplazando, los continentes se chocan, se juntan y se separan por causas geológicas conocidas pero que, puestas todas juntas, hacen que el movimiento se vea como aleatorio.

Uno de los motores más importantes de este mecanismo se encuentra en el límite entre el núcleo y el manto inferior, entre 2.700 y 2.900 kilómetros de profundidad. En esa zona existen lo que se conoce como grandes provincias de baja velocidad (Large Low Shear Velocity Provinces), es decir, zonas calientes que envían ese calor, esa energía, hacia la superficie. Ese calor origina muchas de las dorsales oceánicas y de los volcanes. Ahora mismo, dos de esas grandes provincias están debajo de África y del Pacífico. En ambos casos están situadas entre el ecuador y el Polo Sur, es decir, están sobre todo en la parte sur de la Tierra, aunque llegan al ecuador y lo pasan un poquito. Y esas áreas son muy activas en la creación de océanos y volcanes. Digamos que ese es un factor que entra en juego y está claramente localizado hacia el hemisferio sur, pero hay otros factores.

A esa misma profundidad, 2700-2900 kilómetros, es también donde van a morir las placas que se chocan y que subducen, que se meten una debajo de la otra. Parece que esas placas siguen desplazándose en profundidad hacia el interior de la Tierra, hasta ese límite entre el manto y el núcleo. A esa zona, formada por las provincias calientes y las áreas donde van a parar las placas que subducen y que son más frías, se le llama capa D’’. Las heterogeneidades y la dinámica de esa capa, con sus zonas calientes y frías, juegan un papel importante en el movimiento de los continentes.

La tectónica responde a esfuerzos que en parte son aleatorios pero que en cada periodo de tiempo están localizados en unos puntos de la Tierra. Por otro lado, las zonas de fractura, es decir, los lugares por los que la Tierra se suele romper, casi siempre son los mismos. Y esto tiene un papel muy importante en la distribución y geometría de las placas. Lo que ocurre es que la localización de esos límites y de esos procesos también es aleatoria, por lo que sabemos por el momento.

Otro condicionante importante es que las placas están chocando en un espacio esférico, y por tanto finito, que es la Tierra, y lo que se separa en una dirección, se junta en otra. Hace 500 millones de años la mayor parte de los continentes estaban del ecuador hacia el sur y ahora están del ecuador hacia el norte. Pero no hay nada que impida que vuelvan a situarse en el sur, aunque nosotros no lo veremos porque la velocidad de movimiento es muy lenta.

En resumen, lo importante es que no sabemos cómo van a acabar los continentes. Hacemos modelos que siguen el movimiento actual de las placas y decimos, por ejemplo, que Japón y Los Ángeles podrán estar juntos en el futuro porque el Pacífico se está metiendo por debajo de Norteamérica y de Asia con lo cual se está cerrando. Pero eso será así si no cambia el movimiento. Y es que hay que tener en cuenta que pueden desencadenarse nuevos procesos que provoquen que el movimiento de las placas varíe, y lo que se estaba separando puede volver a juntarse. Un ejemplo a menor escala: en la Cordillera Ibérica de nuestra península se empezó a formar un pequeño mar pero luego los esfuerzos cambiaron, África empezó a empujar y ese mar se cerró y se formó una cordillera.

La cuestión es que existe una explicación para que las tierras emergidas estén ahora en el norte pero como hay muchos factores que entran en juego, es muy difícil entenderlo en conjunto y el resultado se percibe como aleatorio. Es muy importante la energía que viene del límite manto-núcleo, que es algo que se está empezando a conocer ahora. Pero también influyen los esfuerzos que generan las placas que subducen, la existencia de grandes fracturas previas…etc. Además, no sabemos cuánto duran algunos de los procesos implicados en la tectónica de placas porque dependen en parte de parámetros que desconocemos. Lo que sí tenemos son reconstrucciones de cómo se han movido los continentes. Según esas reconstrucciones, estos han estado situados en diferentes sitios, todos juntos, menos juntos y hasta muy separados. Y suponemos que en el futuro será igual.


Puy Ayarza Arribas es doctora en Ciencias Geológicas y directora del Departamento de Geología de la Universidad de Salamanca.


Pregunta enviada vía email por Enrique Meseguer Felip


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