Los habitantes de las islas Andamán, en India, llevan ADN de un misterioso homínido, según un estudio dirigido por científicos españoles

NUÑO DOMÍNGUEZ / NOTICIA MATERIA

En los últimos años, la historia de nuestra especie se ha convertido en una interesantísima película de sexo y mestizaje. Primero nos enteramos de que Homo sapiens y neandertales no eran las dos especies aisladas que se pensaba, pues repetidamente se acostaron y tuvieron hijos fértiles hace unos 55.000 años. Por eso si lee estas líneas y no es usted de origen africano lleva en su interior unas gotas de ADN de neandertal. Después, el análisis genético de restos fósiles hallados en Siberia y el de humanos actuales desveló que nuestros ancestros también se acostaron con los denisovanos, de quienes hasta hace pocos años no se sabía ni que existían, hace unos 50.000 años. Su ADN está aún presente en australianos y habitantes del sur de Asia. Y ahora, un equipo de científicos españoles e indios publican pruebas de que hubo un tercer intercambio de fluidos y genes con otro antepasado cuyo rastro puede encontrarse aún en el genoma de los habitantes de las islas de Andamán, en India.

Los investigadores han analizado el genoma de 70 indios, 10 de ellos del archipiélago de Andamán, para intentar averiguar cuál es el origen de sus gentes. Con la tez oscura, el pelo muy rizado y una estatura de pigmeos, estos humanos son muy diferentes a los indios del continente. Una vieja teoría del siglo XIX decía que estos “negritos” descienden de un grupo diferente al de los humanos que salieron de África hace unos 60.000 años para poblar el resto del planeta y  del que descendemos todos los Homo sapiens.

Con la tez oscura, el pelo muy rizado y una estatura de pigmeos, estos humanos son muy diferentes a los indios del continente

El estudio, publicado hoy en Nature Genetics, ha demostrado que esa teoría no tiene ningún fundamento y que los pobladores de Andamán son genéticamente muy parecidos a cualquier otro humano del mundo. Su estatura posiblemente se deba a que hubo en ellos una fuerte selección natural y, al vivir en una isla, se enanizaron como se ha demostrado que pasó con otros mamíferos y posiblemente también con el famoso hobbit de Flores, según los autores del trabajo. El color de la piel de estas personas, tan oscuro, posiblemente no ha sufrido modificación en todo este tiempo y es probablemente el que tenían todos nuestros ancestros antes de abandonar el continente africano, aseguran.

Lo más sorprendente del trabajo es que el genoma de esta población contiene fragmentos que no se corresponden con los de ningún humano actual. Los investigadores creen que se trata de restos del genoma de un antepasado extinto con el que los sapiens se cruzaron y tuvieron hijos fértiles, aunque se ignora la identidad de ese homínido.

“En conjunto, el fragmento de genoma de ese antepasado supone 15 megabases, es decir, el 1,5% del total de una persona de Andamán”, explica a Materia Jaume Bertranpetit, investigador del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF), quien ha liderado el estudio. Se trataría de un homínido emparentado con neandertales y denisovanos, con los que compartió un ancestro común, pero bien diferenciado de ellos.

Por ahora, no hay forma de saber quién era este tercer compañero de cama, aunque podría tratarse del Homo erectus

Por ahora no hay forma de saber quién era este tercer compañero de cama, aunque podría tratarse del Homo erectus, el ancestro que ya caminaba erguido como nosotros hace unos dos millones de años, aventura Bertranpetit. Es la primera vez que se propone que hubo sexo e hijos entre los Homo sapiens y un tercer ancestro, explica el genetista, que reconoce que su estudio será “polémico”.

Chris Stringer, paleoantropólogo del Museo de Historia Natural de Londres, ofrece una opinión independiente sobre el estudio. “Aunque hay varias especies candidatas [a ser la protagonista de este tercer cruce] como Homo heidelbergensis y Homo antecessor [de Atapuerca], la especulación se centrará en el Homo erectus y el Homo flosesiensis, ambos conocidos a través de fósiles hallados en el sudeste asiático”, considera. “Dado que este estudio también apoya que solo hubo un evento de salida de África hace unos 60.000 años, la existencia de este cruce refuerza la posibilidad de que Homo erectus sobreviviera hasta hace unos 60.000 años en esta región, algo que aún no se ha podido confirmar con fósiles”, resalta. Por último, señala que “al igual que ya se han subrayado efectos positivos y negativos del ADN neandertal presente en humanos modernos, ahora hay que investigar el efecto del ADN denisovano y de esta otra misteriosa fuente recién identificada”.