Woo-suk Hwang es un buen ejemplo de noticia universal. Tanto sus prometedores avances en clonación terapéutica como la posterior revelación de que no eran más que una gran mentira saltaron a las primeras páginas de toda la prensa internacional. Los mismos medios que en mayo de 2005 catapultaron al surcoreano a lo más alto de la investigación mundial lo incluían meses después en la lista de estafadores científicos más relevantes. La prensa consideró el caso como un duro revés para las publicaciones biomédicas, que debían reconsiderar sus métodos editoriales. Sin embargo, ningún medio de comunicación de masas, que se sepa, realizó un ejercicio de autocrítica sobre su papel a lo largo de esta historia.

Una historia que se podría dividir en dos actos. Uno primero en el que los medios al unísono ensalzaron las virtudes de tan prometedoras investigaciones y encumbraron al artífice de tal avance y uno segundo en el que la realidad se impuso y de repente el héroe pasó a ser villano. La prestigiosa revista Science vio su credibilidad en entredicho y se convirtió en parte responsable del alcance global del fraude gracias al potente altavoz que representa su gabinete de prensa. Pero fueron los medios de masas los que finalmente, gracias a su publicación simultánea, homogénea y omnipresente, dieron auténtica relevancia al acontecimiento, no quedando exentos de cierta responsabilidad.

Las investigaciones de Hwang, sus expectativas y desencantos, suponen un buen ejemplo para el análisis de virtudes y carencias del periodismo científico. Alrededor de este tema surgen serias reflexiones sobre el camino emprendido por las revistas científicas, cada vez más pendientes de su presencia en los medios de masas, o sobre la labor periodística a la hora de informar o formar al público en cuestiones tan complejas como la clonación terapéutica. Son sólo dos ejemplos de cuestiones que se plantearon en este tercer debate sobre periodismo científico organizado por la Fundación Dr. Antonio Esteve.

Tras los dos precedentes, uno sobre la secuenciación del genoma humano, el otro sobre el SARS, podemos confirmar la utilidad de estas reuniones en las que cuatro científicos y cuatro periodistas se sientan alrededor de una misma mesa y discuten abiertamente sobre cómo los medios de comunicación divulgan ciencia. Para ello, diferentes artículos de muy diversa índole publicados en cuatro periódicos extranjeros sirven como punto de partida para la discusión. En esta ocasión, los rotativos escogidos fueron Chosun Ilbo (Corea del Sud), Libération (Francia), Clarín (Argentina) y USA Today (Estados Unidos).

Pertenecientes el ámbito científico, los participantes en el debate, celebrado el pasado 10 de noviembre de 2006 en el Hotel Gallery de Barcelona, fueron: Jaume Baguñà (Departamento de Genética. Facultad de Biología.Universitat de Barcelona), Acaimo González (Centro Andaluz de Biología del Desarrollo. CSIC – Universidad Pablo de Olavide. Sevilla), Francisco Murillo (Departamento de Genética. Facultad de Biología. Universidad de Murcia) y Francesca Vidal (Unidad de Biología Celular. Facultad de Ciencias.Universitat Autònoma de Barcelona).

Por su parte, desde el ámbito de la comunicación científica, asistieron: Hugo Cerdà (colaborador habitual de los suplementos de Salud y Futuro de El País), Enrique Coperías (Muy Interesante), Joaquim Elcacho (Avui) y Luis Pablo Francescutti (Departamento de Ciencias de la Comunicación.Universidad Rey Juan Carlos. Madrid).

Tanto los artículos seleccionados sobre el tratamiento de la clonación terapéutica en los diario extranjeros como las discusiones que tuvieron lugar en este debate sobre periodismo científico se incluirán, como siempre, en un próximo número de la colección Cuadernos de la Fundación Dr. Antonio Esteve.