Si interpretar una estadística o los resultados de una investigación es a menudo complicado para los profesionales sanitarios, la tarea puede llegar a ser mucho más ardua en el caso de los periodistas que manejan la información científica. Para arrojar un poco de luz sobre algunos conceptos básicos y para debatir los problemas con los que suelen toparse los informadores biomédicos a la hora de comprender los datos estadísticos se celebró la Jornada de bioestadística para periodistas y comunicadores, organizada el pasado 14 de febrero de 2013 por la Asociación Española de Comunicación Científica y la Fundación Dr. Antonio Esteve en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares.

Abrió el foro de debate su director general, Valentín Fuster, que resumiendo lo que sería el espíritu de la jornada reclamó a los periodistas que publicaran lo que realmente tiene impacto estadístico. “La gente toma vitaminas sin saber que no existe evidencia de que funcionen”, afirmó para pedir a continuación a los medios que traten menos la prevención de enfermedades y más la promoción de la salud.

El primero en iniciar la ronda de ponencias fue Gonzalo Casino, autor deEscepticemia.com y coordinador de la jornada. Como periodista científico, repasó algunos de los errores más comunes dentro de la profesión, como ignorar el riesgo absoluto, mitificar por defecto la prevención o prestarle demasiada atención a los estudios con animales. Para Casino es fundamental que los periodistas dejen de utilizar la muletilla “según un estudio” sin concretar el tipo de trabajo y la confianza que merece.

El encargado de esclarecer conceptos estadísticos fue Erik Cobo, del departamento de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad Politécnica de Catalunya. ¿Investigación o desarrollo? ¿Intervención o predicción? ¿Experimento u observación? ¿Causa o efecto? Son algunos de los términos que quiso diferenciar el autor de Bioestadística para no estadísticos, quien también destacó la importancia del intervalo de confianza por encima del valor de P. Más que en el tamaño, concluyó, debe repararse en la calidad de la muestra para valorar la relevancia de un estudio. “Hay que tener presente que las revistas científicas no publican artículos buenos, sino los mejores artículos que les llegan”, matizó.

Otro de los investigadores del CNIC, José Luis Peñalvo, se ocupó de ilustrar a los más de treinta profesionales de la comunicación científica que se inscribieron a la jornada sobre las peculiaridades de los estudios epidemiológicos. Tras señalar las diferencias entre prevalencia, incidencia y mortalidad o entre un diseño experimental y uno observacional, profundizó en medidas estadísticas como el riesgo relativo y la odds ratio, para terminar concluyendo que en epidemiología la causalidad es muy difícil de demostrar. Por ese motivo, recomendó mucha cautela a la hora de titular con verbos como causar o provocar.

En la pirámide de la evidencia científica, las revisiones sistemáticas ocupan la cúspide. En principio, son los trabajos que generan más confianza y fiabilidad. Pero para Pablo Alonso, investigador de la Colaboración Cochrane, la organización internacional que promueve este tipo de estudios, hay que tener en cuenta dos elementos para valorar la calidad de las revisiones: que exista una búsqueda explícita en varias bases de datos y que se evalúe la calidad de los estudios analizados.

Dos expertos internacionales en comunicación de la investigación biomédica, el matrimonio formado por Steven Woloshin y Lisa M. Schwartz, de la Geisel School of Medicine (EEUU), presentaron algunas de las conclusiones a las que han llegado tras años de trabajo. Por un lado, destacaron la tendencia a la exageración en los mensajes, algo que no sólo beneficia a los periodistas sino a todos los agentes implicados, y el fenómeno del ‘disease mongering’ o la tendencia a convertir en enfermedades experiencias comunes. Por último, Woloshin y Schwartz recomendaron a los periodistas hacer uso de los números y tener una mayor precaución con los titulares.

Las seis charlas sobre bioestadística estuvieron aderezadas con varios debates y talleres en los que se intercambiaron dudas y consejos. Estas sesiones contaron con el respaldo de Esperanza García Molina, de la Agencia SINC; Pablo Francescutti, del Grupo de Estudios Avanzados de Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos y Ainhoa Iriberri, periodista freelance para medios como Muy interesante y BMJ. Cerró la jornada Antonio Calvo, presidente de la AECC, reivindicando el periodismo científico de calidad.

Los contenidos de la Jornada de bioestadística para periodistas y comunicadores formarán parte de un nuevo Cuaderno de la Fundación Dr. Antonio Esteve.