Nació hace más de treinta años con la voluntad de hacer sombra a Estados Unidos y parece que lo está consiguiendo. El EMBL, el Laboratorio Europeo de Biología Molecular, con sede en Heidelberg, es actualmente uno de los centros de investigación de referencia en Europa y el 85 % de los científicos que han pasado por sus instalaciones han decidido seguir desarrollando su labor en el viejo continente. Financiado por dieciocho países europeos, cuenta con un presupuesto anual de 45 millones de euros. Pero más allá del nivel de su financiación, el laboratorio cuenta con una serie de peculiaridades que lo hacen incomparable con cualquier centro español.

De España precisamente es Luis Serrano, que dirige actualmente una de las Unidades de Investigación del EMBL, concretamente la de Biología Estructural y Computacional. Él ha sido el primer invitado al ciclo de conferencias La ciencia en Europa, que organizan conjuntamente Aula El País y la Fundación Dr. Antonio Esteve, y que pretende acercarnos a la realidad de la investigación en algunos países de Europa, y casi por comparación, en España.

Luis Serrano lleva desde 1992 en el EMBL, pero la suya es una situación de excepción en el centro, ya que la mayoría de sus 1.000 trabajadores no pueden permanecer más de nueve años en el laboratorio. La renovación de personal es constante, así como la entrada de nuevas ideas. El objetivo no es otro que el de entrenar a sus científicos para que regresen a sus lugares de origen. Cada cierto tiempo, además, se evalúa a los jefes de unidad y se revisa la calidad de los trabajos de su equipo.

Todo en este laboratorio europeo está debidamente reglamentado. Desde los programas de doctorado hasta la transferencia de la tecnología, mediante la gestión de patentes y la creación de empresas de biotecnología cuyas ganancias luego se reinvierten en el centro. El acceso de los grupos de investigación a los instrumentos necesarios es relativamente fácil y rápido gracias a la disminución de las trabas burocráticas. Incluso ya están previstos los gastos para viajes o de teléfono de sus miembros.

Todo esto es sólo un ejemplo de un modelo organizativo, el del EMBL, que hoy por hoy no se ha extrapolado a nuestro país. Si bien es cierto, reconoce Luis Serrano, que España empieza a estar en el mapa científico europeo, es necesario seguir manteniendo el ritmo de financiación para atraer más investigación. En su opinión, a pesar de que cada vez proliferan más los centros o parques científicos con generosas inversiones, se requiere imponer una buena política de evaluación y de renovación similar a la del modelo del EMBL.