La Fundación Dr. Antonio Esteve presentó el pasado 13 de diciembre en El Palauet de Barcelona el nuevo Cuaderno Competing interests in biomedical publications, una selección de guías y artículos sobre el conflicto de intereses en las publicaciones biomédicas. Esta nueva publicación pretende ser una herramienta útil para lectores, autores y editores de revistas científicas y para todos aquellos que se dedican a preservar la integridad del conocimiento científico. El acto de presentación, al que asistieron varias personalidades internacionales del ámbito de la edición biomédica, contó con las intervenciones de los dos coordinadores del cuaderno: Ana Marušić es jefa del departamento de investigación en biomedicina y salud de la Universidad de Split, en Croacia, y coeditora en jefe del Journal of Global Health. Ha sido también presidenta del Council of Science Editors y de laWorld Association of Medical Editors. Por su parte, Harvey Marcovitch ha sido pediatra consultor en Reino Unido, director de la revista Archives of Disease in Childhood y también director dentro del BMJ Publishing Group. Actualmente es miembro del comité editorial de Clinical Risk (de la Royal Society of Medicine Press), y ex presidente del Committee on Publication Ethics. Su puesto actual es como presidente del Medical Practitioners’ Tribunal Service Fitness to Practice Panels. Al final del acto, Annette FlanaginManaging Deputy Editor de la revista JAMA, también quiso invitar a los asistentes a participar en el 7º Congreso Internacional de Peer Review en publicaciones biomédicas, que se celebrará en septiembre de 2013 en Chicago. Cada año salen a la luz varios casos de fraude científico. En 2011, la Academia Holandesa de Ciencias destapaba que un prestigioso psicólogo social había falsificado los resultados en varios de sus artículos, publicados en revistas como Science. Fue uno de los casos más sonados, pisando los talones a otro escándalo que salpicó dos años antes a un referente estadounidense en analgesia multimodal y que al parecer había manipulado datos en al menos 20 artículos publicados desde 1996. Son casos extremos, cuyo daño a los pacientes y a la salud pública, aseguran, es limitado. Sin embargo, existen otro tipo de malas conductas en el ámbito de la investigación científica mucho más generalizadas y sutiles y también más difíciles de detectar. Prácticas como la publicación selectiva de datos para apoyar una hipótesis previa, la discusión sesgada, la presencia de autores fantasma, el plagio o la tentación de algunos directores de revistas de favorecer los artículos con resultados positivos. Recopilando gran parte de los recursos que existen para luchar contra las malas prácticas en la publicación biomédica, el cuaderno Competing interests in biomedical publications aborda el conflicto de interés como un factor que puede tener un importante efecto adverso en el ámbito de la investigación. Y es que aunque las denuncias por mala práctica son menos serias que la falsificación o la fabricación de datos, acumulativamente su daño sobre el conocimiento científico puede ser mayor que el de los casos más sonados.