Antonio Esteve i Subirana nació en Manresa en el año 1902 y murió en Barcelona en 1979. Entre estas dos fechas se inserta una vida llena de realizaciones en los más variados campos, todas ellas marcadas por una modélica profesionalidad y un gran amor al país.

Siguiendo una larga tradición familiar, Antonio Esteve se licenció en Farmacia en Barcelona en el año 1924 y se doctoró en Madrid pocos años después. Era el quinto boticario de una misma estirpe que regía en Manresa una oficina de farmacia. Pero su inquietud profesional lo habría de llevar mucho más lejos. Antonio Esteve empezó muy pronto a preparar especialidades originales en la trastienda de su farmacia hasta que, dada la importancia que esta actividad fue adquiriendo, fundó los Laboratorios Dr. Esteve, S.A., firma que empezó con varios preparados vitamínicos y continuó con el primer producto arsenical antiluético y las primeras sulfamidas fabricadas en España.

Poco después de la guerra civil, el laboratorio fue trasladado a Barcelona, donde impulsado y dirigido por su fundador, inició una nueva etapa que se caracterizó no solamente por su progresiva expansión sino también por el hecho de introducir en el mercado especialidades farmacéuticas originales. Estas especialidades fueron fruto de una amplia actividad investigadora en los terrenos de la química y de la farmacología, realizadas bajo la dirección personal del Dr. Antonio Esteve, que supo rodearse de un considerable grupo de especialistas en el terreno de las ciencias biomédicas.

Durante el curso de su vida, el Dr. Antonio Esteve publicó una gran cantidad de trabajos de investigación que vieron la luz en las más prestigiosas revistas de la especialidad. Formó parte de muchas asociaciones científicas y fue Vicepresidente de la Acadèmia de Ciències Mèdiques de Catalunya i de Balears y Presidente de la Associació de Farmacologia, de la Reial Acadèmia de Farmàcia de Barcelona y también del Institut d’Estudis Catalans.

Esta gran obra científica y profesional del Dr. Antonio Esteve es el más fiel exponente de su inteligencia, preparación y capacidad de trabajo. Pero su personalidad abarca otras cualidades no menos importantes: su profunda sensibilidad, su gran sentimiento de servicio al país, su sentido de responsabilidad y el temple que, en todo momento, supo demostrar ante todas las circunstancias, buenas o malas, que la vida le reservó y que acaban de completar la figura de este catalán ilustre que tantas cosas hizo por su país con la mayor naturalidad y con absoluta discreción.

Por todo ello sus familiares han querido honrar su memoria con la creación de la Fundación Dr. Antonio Esteve, entidad que nace con el propósito de seguir la línea iniciada y marcada por él mismo en el terreno de la investigación farmacológica.

J. Laporte (Rev Farmacol Clin Exp, 1984)