Como ya sucedió en el terreno de la farmacia química tradicional, también en el ámbito de la biofarmacia comienzan a expirar las patentes de los primeros biofármacos o medicamentos biotecnológicos innovadores (que datan de 1986), y se avecina una avalancha de productos biológicos de imitación, que están recibiendo nombres muy distintos: biocomparables, biogenerics, biosimilars, follow-on biologics (FOBs), follow-on proteins (FOPs), generic biopharmaceuticals, similar biological medicinal products, etc. En español, la Agencia Europea de Medicamentos propuso en el 2005 llamarlos oficialmente medicamentos biológicos similares, si bien coloquialmente se usa más medicamentos biosimilares (o biosimilares a secas). En los próximos años habrá que estar atentos a la evolución terminológica de este mercado que mueve anualmente muchos miles de millones de dólares.

Si el nuevo biofármaco no es una simple copia del original, sino que aporta alguna mejora, en inglés lo llaman biobetter, que podemos traducir al español como ‘biofármaco mejorado’.

Fernando A. Navarro

Entrada extractada por el autor a partir de su Diccionario de dudas y dificultades de traducción del inglés médico (3.ª edición); versión electrónica 3.06. Madrid: Cosnautas, 2016. Consultable en línea: www.cosnautas.com/librorojo.html