GONZALO CASINO / @gonzalocasino / gcasino@escepticemia.com / www.escepticemia.com

Sobre las causas de la crisis global de obesidad y el papel de los médicos

Desde hace décadas, la población mundial sigue ganando kilos y grasa. Esta crisis global de obesidad se ha convertido en el principal problema de salud. Lo malo es que los médicos no están preparados para afrontarla. Y no es un problema de falta de investigación y pruebas científicas, sino más bien de formación nutricional: los médicos no saben la suficiente de dietética como para aconsejar a sus pacientes.  El exceso de kilos y de grasa es un factor de riesgo crucial en las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y algunos cánceres y trastornos musculoesqueléticos, entre otras dolencias. De ahí que la mala alimentación pueda considerarse la principal causa de mortalidad, morbilidad y discapacidad. Para revertir esta situación, hace falta que los médicos de todo el mundo den un paso al frente, asuman el liderazgo que les corresponde y aprendan más nutrición. El segundo paso es mejorar la comunicación sobre alimentación saludable, pues el conocimiento existe pero falla su difusión. Y por esto, entre otras cosas, los gordos de todo el mundo andan desnortados, poniéndose a dieta y sin dejar de engordar.

Es tal el auge de la epidemia de obesidad, que para 2025 se persigue un objetivo tan modesto como regresar a las prevalencias de 2010. Sin embargo, la probabilidad de alcanzarlo “es prácticamente nula”, según el análisis de prevalencias y tendencias en 186 países publicado en The Lancet por la NCD Risk Factor Collaboration. Por el contrario, si la tendencia actual continúa, en 2025 el 18% de los hombres y el 21% de las mujeres del planeta serán obesos. Este fracaso no tiene que ver con la falta de fuerza de voluntad para adelgazar, sino más bien con la falta de consejo médico, como plantea en un artículo en STAT la internista argentina Agustina Saenz, directora de educación y programas nutricionales del Physicians Committee for Responsible Medicine. Los enfermos consideran que los médicos son su principal fuente de información dietética, pero solo el 14% de ellos se siente seguro hablando de dietas con sus pacientes. Y no se sienten cómodos porque no han recibido formación suficiente.

Hablar de la obesidad y la mala alimentación implica meterse en uno de los mayores laberintos del conocimiento relacionado con la salud. Todas las disciplinas, y no solo biomédicas, tienen algo que decir, desde la genética hasta las ciencias ambientales y desde la fisiología a la sociología. El problema es complejo porque la dieta ocupa un lugar central en el estilo de vida y existen muchos intereses en juego. La nutrición es quizá el ámbito del conocimiento médico en el que hay más confusión, más estudios con conflictos de intereses y más ruido informativo. Pero la comunidad médica tiene la obligación de peinar todo este enjambre de estudios para entresacar las pruebas científicas relevantes sobre las que construir una formación y una comunicación seguras y eficaces.

“Así como los médicos fueron una pieza clave en la lucha contra el tabaquismo, las bebidas azucaradas y conducir un coche sin el cinturón de seguridad, hoy saben que la mayor amenaza contra la salud es la Big Food [las grandes industrias alimentarias]”, apunta Saenz en STAT, donde defiende las dietas centradas en alimentos vegetales como el mejor camino para lograr un peso saludable. Si la primera medida urgente es que los médicos aprendan nutrición, la segunda y no menos importante es mejorar la comunicación dietética. Es necesario que todos los agentes implicados en la información de ciencia y salud, desde las agencias públicas a los medios de comunicación, mejoren la calidad de la comunicación. Pero esto, ay, es quizá demasiado pedir en estos tiempos nuestros de la posverdad.

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Autor
Gonzalo Casino es periodista científico, doctor en medicina y profesor de periodismo en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Ha sido coordinador de las páginas de salud del diario El País durante una década y director editorial de Ediciones Doyma/Elsevier. Publica el blog Escepticemia desde 1999.

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Columna patrocinada por IntraMed y la Fundación Dr. Antonio Esteve:

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