Un libro coordinado por la física española Lourdes Vega muestra las aplicaciones industriales del CO2, uno de los gases responsables del cambio climático, para intentar borrar su imagen negativa. Vega acaba de recibir el premio Innovación y Tecnología de la Real Sociedad Española de Física por su trabajo al frente del centro de I+D MATGAS, especializado en buscar usos sostenibles del CO2

MANUEL ANSEDE / NOTICIA MATERIA

“El CO2 es bueno. Lo comes, lo bebes, lo utilizas para apagar fuegos. No es malo, lo que ocurre es que hay un exceso en la atmósfera”, sostiene convencida la física Lourdes Vega. Esta científica dirige el centro MATGAS, un consorcio de investigación entre el CSIC, la Universidad Autónoma de Barcelona y la empresa Carburos Metálicos. Allí, Vega intenta saltar un abismo: el que separa la cifra de emisiones de CO2 de la cifra de recuperación y utilización de ese gas con fines industriales. En 2011, argumenta, 31.200 millones de toneladas de CO2 acabaron en la atmósfera como consecuencia de la actividad humana. Y apenas se utilizaron 128 millones de toneladas en la industria, reconvertidas en productos como extintores, refrescos de cola, fármacos y un largo etcétera.Vega acaba de recibir el premio Innovación y Tecnología 2013, entregado por la Real Sociedad Española de Física y la Fundación BBVA, por su trabajo en busca de nuevos usos del CO2. La investigadora ha presentado este año el libro Usos del CO2: un camino hacia la sostenibilidad, editado por la Plataforma Tecnológica Española del CO2, una organización integrada por 27 entidades del sector del CO2, desde instituciones de I+D, como el CSIC, hasta empresas responsables de emisiones, como Endesa y Hunosa. En el libro, Vega, junto a otros autores, analiza las tecnologías que emplean o emplearán este gas como materia prima. “Queremos contribuir a que la sociedad conozca realmente qué es el CO2 y sus posibles aplicaciones, borrando esa imagen negativa que en ocasiones tiene este compuesto”, afirma.