Los proyectos de micromecenazgo para proyectos científicos generan tanto elogios como críticas de la comunidad científica

JAVIER GUZMÁN / NOTICIA MATERIA

El proyecto Precipita, idea de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), acaba de cumplir un año entre elogios y críticas de la comunidad científica. Consiste en un portal en el que los científicos de centros públicos de investigación solicitan a los ciudadanos pequeñas donaciones para financiar proyectos. La iniciativa ha conseguido impulsar 17 ideas con casi 250.000 euros conseguidos por micromecenazgo, aunque con críticas por parte de colectivos de investigadores que consideran el proyecto un “parche” para los recortes en I+D.

“Es la primera vez que se plantea una comunicación directa entre los científicos de centros públicos españoles y los ciudadanos”, afirma José Ignacio Fernández, director general de la FECYT. El responsable de la fundación se siente orgulloso del proyecto, que este año ha conseguido superar en casi 50.000 euros las donaciones para I+D obtenidas el año anterior.

Sin embargo, Precipita no ha logrado el apoyo unánime de la comunidad científica: “Es una muestra más del sinsentido que gobierna la I+D en nuestro país”, asevera José Manuel Fernández, portavoz de la Federación de Jóvenes Investigadores. Esta organización ha criticado duramente el proyecto por ser simultáneo a los recortes en I+D: “Un organismo estatal está lanzando campañas para financiar proyectos. Creemos que para eso pagamos impuestos, para dar financiación a largo plazo”, sostiene este investigador.

Cambios en el sistema de financiación

Los recortes en I+D son la principal causa de recelo en la comunidad científica, aunque el responsable de la FECYT niega la mayor: “Por supuesto que esto no puede ser sustitutivo de la ayuda pública. El sistema está perfectamente consolidado. El objetivo de este proyecto es hacer que los ciudadanos entiendan que aquello que se está financiando en los centros públicos también les afecta a ellos”, explica José Ignacio Fernández. “Ya han recortado los presupuestos de I+D cerca de un 40%. El crowdfunding está bien para otras cosas, pero esto debe financiarlo el Estado a largo plazo”, replica el investigador José Manuel Fernández.

Algunos de los directores de proyectos que han usado Precipita aseguran a EL PAÍS que la primera razón por la que utilizan esta plataforma es por la falta de financiación pública: “Los recortes nos han afectado. Gran parte de los noes que hemos recibido son porque hay menos fondos”, explica Francisca Mulero. Esta investigadora perteneciente al Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha conseguido casi 26.000 euros gracias a Precipita, aunque es un pequeño grano de arena. “Solicitamos 80.000 euros de los fondos públicos para el primer proyecto que pedimos, que ya era poco para todo lo que teníamos que hacer”, explica la investigadora.

El grupo al que pertenece, además de conseguir la financiación requerida, ha conseguido validar su tesis: que gracias a un anticuerpo se puede desarrollar una tecnología para diagnosticar de manera no invasiva un tumor cerebral. Es una pequeña parte de un proyecto a largo plazo sobre métodos de detección del cáncer cerebral. Mulero está satisfecha por la rapidez de las donaciones: “Con esta microfinanciación no se llega muy lejos, pero sí nos satisface que a la ciudadanía le guste el proyecto”. A pesar de criticar los recortes en I+D, esta investigadora reconoce las iniciativas de la FECYT para poner en contacto a investigadores con el resto de los ciudadanos.

La fundación afirma que las aportaciones privadas a la inversión en ciencia supone el 0,06% frente a porcentajes superiores de otros países europeos como Reino Unido (4%). Las aportaciones extranjeras suponen el 13% del I+D británico frente al 7% en España. “Las fundaciones privadas se gastan 8.500 millones de euros y tan solo 137 millones en ciencia, creo que hay que aumentar el interés de la inversión privada”, defiende José Ignacio Fernández. El director de la FECYT entiende las críticas de los investigadores y las achaca a que este cambio de sistema de financiación se está llevando a cabo “sobre la marcha y en tiempos de crisis”.

“No sabemos hacer marketing, no es nuestro trabajo”, señala la científica Mara Dierssen como uno de los puntos flacos del proyecto. Dierssen dirige un proyecto que busca una estrategia terapéutica para la discapacidad intelectual y ha solicitado mediante Precipita 25.000 euros para diseñar un videojuego, partiendo de la hipótesis de que los tratamientos que trabajan con el aprendizaje actúan mejor que los farmacológicos. “Es difícil conseguir financiación para una cosa tan extraña como un videojuego y se debe en gran medida a los recortes”. Esta investigadora valora positivamente el proyecto Precipita aunque puntualiza que la financiación mediante microdonaciones es muy limitada.

“Es una plataforma que busca la concienciación. Que los ciudadanos se den cuenta de que la ciencia no es solo cosa del Estado y las empresas, que ellos son los beneficiarios del conocimiento que se genera en la sociedad”, expresa el director general de la FECYT. Fernández sostiene que convertir a los ciudadanos en agentes activos con respecto a la ciencia es el objetivo principal del proyecto. En este punto también difiere la Federación de Jóvenes Investigadores, cuyo portavoz expresa: “No estamos acertando en nuestro mensaje a la sociedad, les llega el mensaje de que con 25.000 euros a lo mejor encontramos una cura para el cáncer, esto no es así. Corremos el riesgo de banalizar la labor del personal investigador”. No obstante este portavoz reconoce que la divulgación es una de las tareas pendientes de los investigadores científicos españoles y que la ciudadanía debe conocer qué se está haciendo en ciencia y el esfuerzo que hay detrás.

Precipita no puede ser sustitutivo de la ayuda pública

José Ignacio Fernández, director general de la FECYT

Los investigadores creen, además, que la plataforma puede convertirse en una especie de concurso de belleza de los proyectos científicos más populares y vendibles a la sociedad, y relegar a un segundo plano proyectos de ciencia básica que no son atractivos pero que son imprescindibles para la ciencia. José Ignacio Fernández reconoce que las investigaciones de salud, especialmente aquellas relacionados con enfermedades raras, tienen más éxito que los demás, aunque esto, en palabras del responsable de la FECYT, “no quiere decir que los demás proyectos no reciban financiación”. José Manuel Fernández considera los riesgos de que esta plataforma se convierta en una especie de concurso de popularidad científica: “Flaco favor le estamos haciendo a la ciencia si nos tenemos que basar en el crowdfunding y en técnicas de marketing para financiar nuestros proyectos”, sentencia el portavoz de los jóvenes investigadores.