50 profesionales de cuatro países han analizado secuencias genéticas del virus recogidas durante los primeros 24 días del brote en Sierra Leona. Cinco de los investigadores han muerto

DANIEL MEDIAVILLA / NOTICIA MATERIA

El combate contra el ébola continúa, y un equipo internacional de científicos acaba de comunicar lo que en términos bélicos sería un éxito de los servicios de inteligencia. Más de 50 profesionales de cuatro países han ayudado a analizar secuencias genéticas del virus recogidas durante los primeros 24 días del brote en Sierra Leona. Ese trabajo ha permitido obtener 99 genomas del patógeno, una información que ayudará a trazar su origen, mejorar los diagnósticos y a diseñar tratamientos. El precio de este conocimiento parece propio de tiempos de guerra: cinco de los autores del estudio contrajeron la enfermedad y están muertos.

El actual brote de ébola no tiene precedentes, por su tamaño, pero sobre todo, por haberse extendido a varias zonas muy pobladas. El virus se detectó por primera vez en 1976 en dos brotes simultáneos, en Sudán y la República Democrática del Congo. Desde entonces, los brotes se han producido en regiones poco pobladas del centro de África, pero ahora, por primera vez, ha llegado a la región occidental del continente, con una densidad de población mucho mayor.

En aquella primera ocasión, el virus infectó a 318 personas. Ahora, desde que el virus se encontró por primera vez en Guinea en marzo de este año, ya se han detectado más de 3.069 casos y han muerto 1.552 personas según la Organización Mundial de la Salud. La cifra es mayor que la suma de todas las víctimas de anteriores brotes y el actual continúa acelerando su expansión. Más del 40% de los casos registrados se han producido en los últimos 21 días y la OMS estima que este brote podría llegar a afectar a más de 20.000 personas.

La OMS ya ha elaborado una hoja de ruta para acabar con el brote de ébola en menos de nueve meses, por 490 millones de dólares

El análisis de las muestras del ébola, que ahora se publica en la revista Science, permitió encontrar más de 300 cambios genéticos que diferencian a esta variante de otras aparecidas durante las últimas décadas. Estas mutaciones que alteran las secuencias de proteínas del virus y cambian su comportamiento o la manera en que daña a sus víctimas, pueden convertirse en dianas sobre las que disparar fármacos, una herramienta para diagnosticar mejor o una base sobre la que crear una vacuna. En el caso del diagnóstico, por ejemplo, los investigadores observaron que el genoma del virus está cambiando a gran velocidad, en particular en regiones que son importantes para que los tests sean precisos, por lo que es necesario vigilar estos cambios.

Carne de mono o murciélago

Los autores del estudio consideran que, aunque no saben si estas diferencias en la secuencia genética tienen alguna relación con la virulencia de esta versión del ébola, compartir la información obtenida durante sus pesquisas con otros investigadores ayudará a acelerar la comprensión de esta epidemia y dará herramientas para contenerla.

Además de conocer el comportamiento actual del virus, el análisis de estos 99 genomas está permitiendo trazar su origen. En este caso, parece que el patógeno se introdujo en un solo humano (posiblemente a partir del consumo o manipulación de carne cruda de murciélago o mono) y a partir de ahí se fue extendiendo.

La OMS ya ha propuesto una hoja de ruta para contener la epidemia en alrededor de nueve meses. El plan, que tendría un coste de unos 490 millones de dólares, tiene mucho de estrategia frente a una catástrofe humanitaria. El suministro de equipamiento de protección para los médicos, desinfectantes o bolsas para los cadáveres aparecen como elementos claves para contener la enfermedad.

REFERENCIA

‘Gire, SK, Goba, A et al. Genomic surveillance elucidates Ebola virus origin and transmission during the 2014 outbreak’