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Es necesario el acceso a la atención sanitaria de cobertura universal para todas las personas

Carme Borrell | Artículo original

El pasado 23 de marzo España presentó un recurso de inconstitucionalidad contra la ley catalana 9/2017 de universalización de la asistencia sanitaria con cargo a fondos públicos a través del Servei Català de la Salut, y por tanto no se puede aplicar la ley. Cabe recordar que el decreto-ley 16/2012, de ‘Medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones’ no reconoce el derecho a la asistencia a todas las personas residentes en el Estado español, sobre todo a las personas inmigradas no regularizadas. La ley catalana intentaba contrarrestar esta limitación

¿Por qué es tan importante garantizar el Sistema Nacional de Salud? Como hemos señalado en otras ocasiones, la salud colectiva no depende solo de los servicios sanitarios, depende de las condiciones de vida de las personas, ya que si estas son de buena calidad, las personas enfermarán menos. Pero ante la enfermedad, la atención sanitaria es clave para paliar el sufrimiento y curar a las personas. La existencia de servicios sanitarios adecuados es un derecho fundamental y el acceso a los mismos debería ser público y equitativo, sin distinciones sociales

Las barreras en el acceso a los servicios sanitarios 

La cobertura y la calidad de los servicios sanitarios constituyen unos de los principales indicadores de bienestar social. Pero para millones de personas de todo el mundo, el acceso a los servicios sanitarios resulta inadecuado para las necesidades de salud que tienen. Las barreras de acceso a los servicios de salud pueden ser de varios tipos. Julian Tudor Hart, médico de familia inglés, describe cómo, a menudo, los servicios de salud no están equitativamente distribuidos y la disponibilidad de atención sanitaria tiende a variar inversamente a las necesidades de la población, o sea, la población que tiene más necesidades tiene acceso a menos servicios (ley de atención inversa, ‘the inverse care law’).

 

Otra barrera es la económica, que existe en los países en los que hay que pagar por la atención recibida. Este freno económico está relacionado con la financiación de los servicios sanitarios y también con la cobertura de los mismos. La financiación de los servicios es importante por dos motivos. Primero, porque determina la disponibilidad de los servicios y el acceso a estos. Segundo, porque los mecanismos de financiación están relacionados con el grado de protección financiera contra los grandes costes de atender la enfermedad.

Un sistema basado en los impuestos generales suele ser más progresivo (paga más quien dispone de más renta), el acceso a los servicios sanitarios según nivel de renta o según clase social suele ser más equitativo y hay protección financiera para toda la población si la cobertura es universal. En el otro extremo, la financiación privada suele ser regresivo y tanto el acceso a los servicios sanitarios como la protección financiera en caso de enfermedad son un privilegio de las personas de clases aventajadas. Se ha evidenciado que los sistemas nacionales de salud con cobertura universal y financiación progresiva a partir de los impuestos directos son más baratos, consiguen mejores niveles de salud de la población y fomentan la reducción de las desigualdades en salud y en la utilización de servicios sanitarios. 

A título de ejemplo, datos de la Enquesta de Salut de Catalunya nos muestran que cuando un servicio no está incluido en la oferta pública universal, como la odontología, aparecen desigualdades por clase social en la utilización de estos servicios, siendo las personas de clase social privilegiada las que los frecuentan más, ya que tienen más capacidad de poder pagar. Así, algunos indicadores de calidad odontológica (ejemplo: caries obturadas) también serán desiguales según la clase social.

Un servicio para pobres será siempre un pobre servicio 

Por otra parte, hay que señalar la importancia de disponer de unos servicios públicos de alta calidad y que sean utilizados por personas de todas las clases sociales. Tal como señaló Olof Palme, “un servicio para pobres será siempre un pobre servicio”, ya que las personas de clase social más favorecida tienen más capacidad de exigir unas prestaciones mejores, y si todo el mundo utiliza los servicios, haremos que no estén estigmatizados, como ocurre a menudo con los solo utilizados por la población más pobre. 

Por lo tanto, hay que reivindicar un sistema nacional de salud que garantice el derecho a un modelo de atención sanitaria público, de cobertura universal y sin exclusiones, equitativo y financiado por impuestos progresivos suficientes para cubrir las necesidades de la población. Por todo ello, hay que seguir insistiendo en la necesidad de hacer efectiva la ley catalana de universalización de la asistencia sanitaria

La autora de este artículo forma parte de la Red de Científicas Comunicadoras.