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GONZALO CASINO / @gonzalocasino / gcasino@escepticemia.com / www.escepticemia.com

Sobre los riesgos y contradicciones de esta terapia y su necesaria regulación

La edad de la inocencia de la homeopatía podría estar tocando a su fin. Poco a poco está siendo evacuada de las universidades y los colegios médicos, y se va poniendo el foco en los riesgos y contradicciones de esta pseudociencia. En cuanto a los riesgos, parece claro que puede matar si se usa como alternativa terapéutica para el cáncer, como ilustra el caso recién conocido de una economista española fallecida tras tratarse su cáncer de mama con homeopatía. A raíz de este y otros casos, cientos de médicos y científicos han pedido a la ministra de Sanidad que ponga coto a la venta libre de homeopatía en las farmacias y regule su uso. Lo curioso es que poco antes el Gobierno español trasladó a la Unión Europea, en la reunión de ministros de Sanidad celebrada en Viena del 10-11 de septiembre, una propuesta que incluso va más allá: dejar de considerar medicamentos a los productos homeopáticos.

Esta iniciativa se sustenta en los riesgos potenciales de esta terapia y en una flagrante contradicción regulatoria: los productos homeopáticos son considerados medicamentos en toda la Unión Europea (en virtud de la Directiva Europea 92/73/CEE) sin haber tenido que demostrar su eficacia, como se exige a cualquier medicamento. Aunque en España la homeopatía no está financiada por el sistema sanitario público, en Francia, Alemania y otros países europeos sí lo está. Pero las cosas están cambiando. En abril de este año, el National Health Service británico empezó a dejar de financiar los tratamientos homeopáticos. En Francia, Le Figaro se ha hecho eco de la propuesta española (L’Espagne veut que l’Europe retire à l’homéopathie le statut de médicament) e informa de que el Gobierno francés se plantea dejar de reembolsar los tratamientos homeopáticos.

Michèle Boiron, nieta del fundador de los laboratorios Boiron, líder mundial en productos homeopáticos, le quita hierro al asunto: “La homeopatía es atacada regularmente. Son ciclos”. Y, ciertamente, no le falta razón, pues resulta inexplicable cómo es posible que este debate siga vivo, tras más de siglo y medio de pruebas desfavorables sobre su eficacia y más de una década desde que The Lancet declarara el fin de la homeopatía. Considerada a la luz de las evidencias científicas, la homeopatía es un puro placebo (químicamente, es poco más que agua clara endulzada por un excipiente) porque sus efectos terapéuticos no van más allá. Como tal, resultaría inocua, si no fuera porque se utiliza como terapia alternativa en enfermedades graves como el cáncer. Aunque la información disponible sobre el uso de terapias alternativas a la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia en pacientes con cáncer es escaso, un reciente estudio ha puesto de manifiesto que la supervivencia a los cinco años es menor de la mitad entre los pacientes que las usan.

Queda mucho por saber sobre el conocimiento que tienen los usuarios de estas terapias y sus motivaciones, y si las usan como tratamientos alternativos, complementarios o preventivos. Un reciente estudio, liderado por Carolina Moreno, de la Universidad de Valencia, muestra que el perfil sociodemográfico del usuario español de homeopatía es el de una mujer, de clase media-alta, con estudios universitarios y de ideología progresista. Y muestra también que las principales razones para consumir homeopatía es tener una vida sana y equilibrada (47,5%), prevenir enfermedades y dolencias (37,1%) y curar enfermedades y dolencias en las que la medicina convencional no funciona (32,2%). Si algo ilustran estos datos es que, más allá de las carencias y limitaciones de la medicina convencional, la alfabetización científica de la población deja mucho que desear y el pensamiento mágico es inmune al desaliento cuando la salud está en juego. Todo ello apoya la urgente necesidad de poner fin al gran equívoco de la homeopatía, el de ser considerada como un medicamento sin haber sido evaluada y regulada como tal.


Autor
Gonzalo Casino es periodista científico, doctor en medicina y profesor de periodismo en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Ha sido coordinador de las páginas de salud del diario El País durante una década y director editorial de Ediciones Doyma/Elsevier. Publica el blog Escepticemia desde 1999.

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Columna patrocinada por IntraMed y la Fundación Dr. Antoni Esteve