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Casi todas las científicas que contribuyeron a descubrir los elementos son grandes desconocidas

ADELAL MUÑOZ PÁEZ | Artículo original

Aunque la autoría de la tabla periódica, cuyo 150º aniversario celebramos este año, es mayoritariamente masculina, en su construcción también hubo mujeres. La primera es Maria Dmitrievna Mendelyeva, madre del creador de la tabla que dio literalmente su vida para que su hijo pequeño pudiera dedicarse a la ciencia. La más conocida y la que más méritos tiene para ser considerada mujer ‘elemental’ de la tabla periódica es Maria Sklodowska-Curie, codescubridora de los elementos químicos polonio y radio en 1898, e inspiradora, junto con Pierre Curie, del nombre de un tercer elemento químico, el curio, descubierto en 1944.

A pesar de ser la científica más conocida y reconocida de la historia, la duda de si reunía los méritos para haber ganado dos premios Nobel ha empañado la gloria de la que para algunos no fue más que una asistente aventajada de su marido. Un examen detallado de su vida y obra muestra que tenía méritos más que suficientes: ella fue la que decidió investigar los rayos descubiertos por Becquerel, la que dio nombre al fenómeno y la que arrancó a Pierre, un científico genial, de su propia investigación sobre magnetismo y lo convenció para que colaborara con ella en un campo de investigación tan nuevo que abrió la puerta a un mundo desconocido, el del núcleo atómico. También fue ella la que cuantificó la intensidad de los rayos, lo que le permitió deducir que en el mineral pechblenda tenía que haber un elemento químico nuevo que al final resultaron ser dos: el polonio, llamado así en honor a su país natal, y el radio.

Nobel solo para él

Siguiendo en el ámbito de la química/física nuclear, la investigadora austriaca Lise Meitner, junto con Otto Hahn, descubrió en 1918 un isótopo (elemento con el mismo número atómico pero distinta masa) del protactinio, o progenitor del elemento actinio, es decir, este último elemento se obtiene por desintegración radiactiva del protactinio. En su honor se nombró el elemento meitnerio, descubierto en 1982. Aunque Lise y Otto formaron una pareja científica tan productiva como la de Maria y Pierre, Otto no tuvo la gallardía de plantarse ante el comité del Nobel para que reconocieran el mérito de Lise, por lo que en 1945 obtuvo en solitario el premio Nobel de Física por el trabajo que llevó al descubrimiento del fenómeno de la fisión nuclear, que había sido realizado por los dos.

En 1925, la investigadora alemana Ida Noddack descubrió, junto con su marido Walter Noddack, el renio, llamado así en honor a su tierra, Renania, cuando él era director del grupo de química del Instituto Tecnológico de Física y Química de Berlín e Ida trabajaba por amor al arte, una situación similar a los Curie hasta la recepción del primer Nobel. No obstante, Walter no defendió la relevancia del trabajo de su mujer, por lo que cuando esta en 1934 propuso la existencia del proceso de fisión nuclear nadie le hizo caso y el fenómeno fue ‘descubierto’ en 1939 por Lise Meitner y Otto Hahn.

La investigadora francesa Marguerite Perey fue la descubridora del último elemento “natural” es decir, no obtenido en un reactor nuclear.  Lo identificó en 1939 cuando trabajaba como asistente de laboratorio de Irène Joliot-Curie y lo llamó francio en honor a su país natal. Fue el comienzo de una gran carrera científica que la llevó a ser la primera mujer miembro de la Academia de Ciencias Francesa, cosa que no consiguieron ni Maria Sklodowska, con sus dos premios Nobel, ni su hija Irène Joliot-Curie, ganadora del tercer premio Nobel de la familia por el descubrimiento de la radiactividad artificial.

Las dos Marias, Lise, Ida y Marguerite son algunas de las mujeres que contribuyeron a la construcción de la tabla periódica, a pesar de lo cual casi todas son grandes desconocidas. Y es que, aunque la ciencia ha sido la actividad más masculinizada a lo largo de la historia con la excepción de la guerra, en todos los ámbitos científicos encontramos mujeres, pero su autoría ha sido sistemáticamente borrada. En un razonamiento perverso la ausencia de contribuciones en ciencia, artes o técnica, se ha empleado como prueba de su inferioridad intelectual. En la semana posterior a la del 8-M, día en el que las calles españolas se inundaron de una marea violeta en defensa de los derechos de las mujeres, reivindicamos los nombres y los logros de estas cinco mujeres elementales de la tabla periódica.

La autora de este artículo forma parte de la Red de Científicas Comunicadoras de El Periódico.