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ROSA ESTOPÀ | Artículo original

Un informe médico es un texto escrito por un profesional de la medicina sobre el proceso asistencial de un paciente en el que se describen procesos, pruebas y observación con el objetivo de llegar a un diagnóstico y a un tratamiento adecuados. Los informes médicos, que son fragmentos de la biografía de una persona, son documentos muy complejos. Su principal complejidad radica en el destinatario. ¿Quién es el destinatario de un informe médico? Por ley, es el paciente, pero muchas veces el profesional sanitario escribe el informe pensando más en otro profesional o incluso en sí mismo, que en paciente. El informe, además, puede tener un destinatario legal, administrativo y documental. Muchos destinatarios con formaciones distintas y con necesidades diferentes, lo cual hace muy difícil su escritura. Además, hay que tener en cuenta que existen otros condicionantes que lo hacen más complejo, como la estructura, el tiempo del que se dispone para escribirlo, los recursos que se tienen para escribirlo e incluso el valor que se le da entre los profesionales de la salud.

Sin embargo, si nos ponemos en la piel de un paciente al que se le proporciona un informe médico, normalmente en un sobre cerrado aunque cada vez más de forma digital, lo primero que hace es abrirlo y leerlo, pero no entender muchas partes del informe. De hecho, son muchos los que han tenido la experiencia de recibir un informe médico, después o durante un proceso asistencial, leerlo y no entender la mayoría o buena parte del contenido, o entender lo contrario. Y aun así, el paciente, desamparado, lo quiere entender, y lo debe entender, porque ese texto habla sobre su enfermedad o dolencia. Entonces comienza a buscar por internet las respuestas a sus dudas y/o pregunta a personas de su entorno, pero no siempre recibe las respuestas adecuadas. De manera que la angustia y el sentimiento de estar perdido entre letras a menudo no solo no desaparecen sino que se suelen incrementar.

Ahora bien, si el horizonte en salud es trabajar por una medicina colaborativa y humana que implica diálogo con el paciente y la transmisión de mensajes comprensibles es importante que el paciente pueda entender al menos el diagnóstico y el tratamiento de su informe y que el lenguaje y los aspectos comunicativos y de redacción formen parte de la formación de los profesionales de la medicina. A comunicar bien se aprende, no es una habilidad innata que tienes o no tienes.

Investigadores del Instituto de Lingüística Aplicada IULATERM de la Universitat Pompeu Fabra elaboraron el libro L’informe mèdic: com millora-ne la redacció per facilitar-ne la comprensió, un nuevo Caderno de la Fundación Dr. Antoni Esteve que ofrece herramientas y recursos para redactar unos informes médicos más comprensibles. El objetivo de la obra es concienciar a los profesionales de cómo son los informes reales desde el punto de vista del lenguaje. Cuáles son los elementos de la lengua que obstaculizan su comprensión.

Con esta premisa, el libro está estructurado en siete capítulos. Cada uno de ellos trata de un aspecto calve de la redacción de los informes médicos. De cada tema se ofrece una introducción general del fenómeno, ejemplos de fragmentos de informes médicos reales, recomendaciones y consejos concretos, casos prácticos reales con las soluciones a los casos propuestos y bibliografía. El libro ofrece muchos ejemplos y ejercicios extraídos de informes médicos reales de diversos centros hospitalarios que han sido anonimizados.

Estructura del Cuaderno

En el primer capítulo, Elisabet Llopart-Saumell, de la Universidad de Alicante, e Iria da Cunha, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, hablan de los aspectos textuales del informe médico. En el segundo capítulo se desarrolla el tema de la comprensión real de los informes médicos por parte de los pacientes. Lo firman Ona Domènech-Bagaria, de la Universitat Oberta de Catalunya; Laia Vidal-Sabanés, de la Universitat Pompeu Fabra y la propia Rosa Estopà. En el tercer capítulo, Estopà y M. Amor Montané, del Institut d’Estudis Catalans, abordan la terminología que se usa en los informes médicos. El cuarto capítulo se dedica a las abreviaciones, ya sean abreviaturas, siglas o símbolos y lo desarrollan Jorge M. Porras-Garzón, de la Universitat Pompeu Fabra, y Vidal-Sabanés. El quinto capítulo, a cargo de Mercè Lorente, del Instituto de Lingüística Aplicada, y de Òscar Pozuelo, investigador del grupo IULATERM, focaliza los aspectos sintácticos de los informes. Firmado por Elisabet Llopart-Saumell y Yingfeng Xu, del ESIC Business & Marketing School, el sexto capítulo aborda los aspectos pragmáticos como por ejemplo los conectores y el tratamiento personal que se utiliza en los informes para referirse al paciente. Finalmente, Jorge Vivaldi, investigador también del IULATERM, se ocupa en el último capítulo de los errores ortotipográficos y de sus consecuencias.

Se trata, pues, de una mirada lingüística del informe médico. Si los profesionales hacen un uso adecuado de la lengua y siguen unas recomendaciones básicas de escritura clara y diáfana, los informes médicos pueden ser más entendibles, no solo para los pacientes sino también para otros profesionales y para los programas de tratamiento y recuperación de la información, tal y como se demostró en diferentes estudios con pacientes realizados en el marco del proyecto JUNTS-RECERCAIXA y también en la tesis doctoral de Laia Vidal sobre “La terminología en los textos médicos para pacientes: el caso de una comunidad virtual de mujeres con cáncer de mama” (IULATERM). En este proceso, la tecnología y los programas de asistencia a la redacción deben jugar un rol decisivo. Este es el tema de la tesis doctoral de Alejandra López (IULATERM).