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Una luna se describe como un satélite natural de un planeta, así que, por definición, si nos preguntamos si existen lunas de lunas, la respuesta tendría que ser no. Pero si hablamos de satélites de satélites la cuestión es más interesante

AMELIA BAYO | Artículo original

Antes de responder a la pregunta, primero tengo que explicar cómo se forman los satélites o lunas.
 

Hay dos vías. En unos casos, cuando se está formando un sistema solar, hay colisiones entre objetos, entre planetas enanos y otros planetas enanos o entre planetas de tamaños relativamente similares. En esos choques se generan nubes de desechos que están gravitacionalmente ligadas al planeta y en ellas es donde se forman lunas. Esas lunas están asociadas al planeta por la gravedad y es muy poco probable que una luna esté ligada a otra, a no ser que sea un sistema muy binario, ya que, por la gravedad, estarán las dos más unidas al planeta que tiene mayor masa y, por eso, su atracción gravitatoria es mayor.

La otra forma en la que se forman lunas es mediante capturas. Cuando los sistemas solares se están formando hay un estado supercaótico de muchos cuerpos que chocan entre ellos. Lo que podría producirse aquí serían capturas de cuerpos mayores que, a su vez, tuvieran capturados cuerpos menores, es decir, planetas con sus lunas. Pero en estas capturas lo que ocurre es que nos encontramos con el problema de los tres cuerpos, que ya sabemos que es un problema en todos los ámbitos.

Cuando se produce una captura es altamente probable que el menor de los cuerpos sea eyectado porque los dos cuerpos mayores actúan como si fueran un tirachinas. Así que aunque en este tipo de formación de satélites, en teoría, sí podría darse el caso de la captura de un planeta con satélite que al ser capturados se convirtieran en luna y miniluna asociada a ella, lo que ocurre es que el cuerpo menos masivo es el que se lleva básicamente todo el empujón gravitacional y sale disparado.

Se necesitaría una configuración muy específica en la que la luna estuviera a una distancia concreta y que el satélite de la luna fuera de una masa tal que siguiera siendo atraído por la luna y no por el planeta. Pero sería un rango de parámetros extremadamente poco probable. Lo más probable es que o el cuerpo de menor masa salga disparado o al final todo quede dominado por la gravedad del planeta por lo que, al final, el satélite y su minisatélite se convierten en dos lunas del planeta.

Es muy interesante la cuestión de las lunas. De hecho, en nuestro Sistema Solar, casi todos los planetas, incluso los planetas enanos como Plutón, tienen satélites. Pero también hay excepciones a destacar como Venus y Mercurio que no tienen. El resto de cuerpos en el Sistema Solar tienen todos muchísimas lunas pero siempre dominadas por el planeta.

No conocemos ningún caso, ni en nuestro Sistema Solar ni entre planetas extrasolares, en los que se hayan detectado lunas con satélites naturales propios. Sí se han estudiado esas posibles configuraciones en teoría y lo que se ha visto es que no son configuraciones estables. Lo que sí se puede dar es lunas con anillos. Deben ser unos anillos muy, muy compactos porque si no, debido a las mareas, todo se deformaría demasiado. Pero sí se ha visto, en teoría no en observación, que una luna podría tener anillos. También en un rango muy restringido. Pero en teoría esto sí sería posible.


Amelia Bayo es doctora en astrofísica y científica responsable del instrumento MOONS del Observatorio Europeo Austral (ESO) en Alemania.


Pregunta enviada por Hanin Ben Ayad


Coordinación y redacción: Victoria Toro


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