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Los accidentes ambientales o laborales nos han permitido establecer relaciones que antes eran desconocidas

Carme Valls-Llobet | Artículo original

Las epidemias infecciosas, que diezmaban masivamente las poblaciones, desde la edad media, por la diseminación de bacterias y virus a través de la suciedad de las ciudades, y de la falta de alcantarillado, ya alertaron de la necesidad de actuar ambientalmente para prevenir enfermedades en la población. Pero la industrialización sin tener en cuenta la contaminación que puede generar a través de la emisión de partículas muy pequeñas en el aire, o la utilización de materiales de construcción como el amianto o el uso inttensvo de pesticidas y herbicidas en agricultura y en lugares públicos y centros de trabajo, puede generar nuevos riesgos para la salud humana, difíciles de identificar.

Investigando sobre las desgracias, los accidentes ambientales o laborales nos han permitido establecer relaciones que antes eran desconocidas. En Seveso (Italia) explotó una fábrica de herbicidas diseminando una gran cantidad de dioxinas al aire, que afectaron a toda una población. El seguimiento de las consecuencias para la salud por parte de investigadores permitió la observación de dos hechos relevantes. Durante el año siguiente a la exposición nacieron solo niñas. El seguimiento de la evolución de la población permitió observar el incremento de una enfermedad exclusiva entre mujeres, la endometriosis.  Enfermedad de la que desconocemos la prevalencia actual, pero de la que estamos seguros que está aumentando su incidencia en la sociedad mal-industrializada.

Amianto y cáncer

También la exposición laboral al amianto se ha relacionado con un incremento de un determinado tipo de cáncer, el mesotelioma peritoneal y pleural, no solo en los trabajadores de fábricas de uralita, sino en sus familias que lavaban su ropa junto con la suya, que quedaba impregnada con las partículas de asbesto y en las personas que vivían en la vecindad.

Cuando en 1996 la doctora Neus Moreno presentó al CAPS el caso de un grupo de mujeres afectadas por una exposición química en el lugar de trabajo, pudimos identificar una afectación por insecticida organofosforado, y al seguir a las afectadas durante más de 20 años, su correlación con el incremento de alteraciones endocrinas,  autoinmunes, y con desarrollo de síndromes de sensibilidad química, fibromialgia y fatiga cró

 

Conocemos que los contaminantes químicos tóxicos pueden entrar por aire, agua, alimentos, cosméticos, ambiente laboral y doméstico. El centro de Investigación en Epidemiología ambiental de Barcelona (CREAL) y su director el doctor Josep Maria Antó ya demostró la relación de ataques y muertes de asma en diversos lugares de la ciudad cuando se descargaba soja en el puerto de Barcelona. El informe sobre la contaminación atmosférica (www.creal.cat) advierte que la reducción de los niveles de contaminación atmosférica en la ciudad a los niveles recomendados por la OMS evitaría 3.500 muertes prematuras. Una mejor información de la relación del medio ambiente con la salud debe permitir cambios en las políticas de prevención y en las conductas individuales y colectivas.

La autora de este artículo forma parte de la Red de Científicas Comunicadoras.