Monos de un parque natural de Gambia portan una bacteria transmitida por los turistas

MIGUEL ÁNGEL CRIADO / NOTICIA MATERIA

Desde la peste hasta el VIH y pasando por el Ébola, la mayoría de las enfermedades infecciosas humanas son de origen animal o zoonosis. Pero los humanos también pueden contagiar a los animales. El último ejemplo de antroponosis es el de unos monos de un parque natural al que acuden los turistas. Los primates portan una bacteria de origen humano que, en algunas cepas, ha desarrollado resistencia a los antibióticos, convirtiéndose en una peligrosa superbacteria.

Los monos verdes (Chlorocebus sabaeus) son una de las atracciones del parque forestal Bijilo, en la costa atlántica de Gambia y su principal zona turística. Aunque estás prohibido darles de comer, los turistas compran bolsas de cacahuetes a la entrada del parque. Al darles comida para que se acerquen, exponen a los monos a los patógenos humanos.

Esa es la posible vía de transmisión de la bacteria Staphylococcus aureus que se ha encontrado en muestras de los monos. Aunque existen cepas específicas de varios primates, también los monos verdes, las variedades adaptadas al ser humano pueden provocar neumonía, bacteriemia (bacterias en la sangre) o meningitis. La cosa se complica porque alguna cepa de S. aureus se ha hecho resistente a la mayoría de los antibióticos.

Ahora un grupo de microbiólogos y ecólogos han estudiado la presencia de esta bacteria en los monos verdes de Bijilo. Analizaron 90 muestras de S. aureus de las narices de los monos y de humanos, secuenciando su ADN para rastrear el origen y evolución genética de las bacterias de los primates.

Los humanos en contacto con estos monos no alojan bacterias de origen animal

“Los resultados muestran que los monos han recibido cepas de S. aureus de humanos en varias ocasiones”, dice en una nota el profesor de genómica microbiana de la Universidad de Warwick (Reino Unido) y coautor del estudio, Mark Pallen. Conociendo la ratio de mutación genética de una especie, una bacteria en este caso, se puede dibujar el árbol de la vida de ese organismo a través de sus genes.

De esta manera, los investigadores pudieron determinar que los monos llevan la bacteria humana al menos desde hace 2.700 años. Ha pasado ya tanto tiempo que divergieron del ancestro común que ya forman un clado propio, no relacionado con las cepas humanas. Sin embargo, los genes también muestran que otras dos variedades de la S. aureus saltaron de la piel humana a las narices de los monos hace solo 30 años.

“Aunque salvajes, estos monos están muy acostumbrados a los humanos, que suelen alimentarlos con cacahuetes”, explica el biólogo del Consejo de Investigación Médica de Banjul y coautor del estudio, Martin Antonio. Pero, según explican en la revista Applied and Environmental Microbiology, no han detectado el viaje inverso: en las muestras humanas (que incluían tanto a personas en contacto con los monos verdes como enfermos con infecciones por la bacteria) no detectaron cepas de origen animal.

No es la primera vez que se produce una antroponosis. Los primates, en particular, son susceptibles a muchos de los patógenos humanos debido a su similitud biológica con los humanos. Muchas de las enfermedades que han pasado de humanos a animales o al revés son el fruto de los diversos procesos de domesticación. Pero el avance humano a costa del entorno natural hará que el tráfico de enfermedades entre humanos y animales salvajes aumente en el futuro.