Gracias al descubrimiento, hace poco más de diez años, de una segunda cicloxigenasa, hoy sabemos que los efectos antinflamatorios de los AINE se deben a inhibición de la COX-2, mientras que su toxicidad digestiva se debe a inhibición de la COX-1. Ello llevó al desarrollo de dos fármacos, el rofecoxib y el celecoxib, que inhibían de forma preferente la COX-2. Desde entonces, se usan mucho los términos coxibs, specific COX-2 inhibitors y selective COX-2 inhibitors para referirse a este nuevo grupo farmacológico. En cuanto al español, prefiero hablar de inhibidores selectivos de la COX-2.

El problema con el término coxibs es que, antes de conocerse la existencia de la COX-2, ya se habían comercializado otros fármacos para los que posteriormente se ha comprobado que inhiben de forma selectiva la COX-2, como el meloxicam, el etodolaco o la nimesulida. Por lo tanto, y aunque químicamente no estén emparentados con el rofecoxib y el celecoxib, estos fármacos pertenecen también al grupo farmacológico de los inhibidores selectivos de la COX-2.

En cuanto a specific COX-2 inhibitors, el término ‘específico’ se usa en farmacología con un sentido bien preciso, y no debe aplicarse a fármacos que solo en concentraciones terapéuticas inhiben de forma selectiva la COX-2, pero que pueden inhibir también la COX-1 en concentraciones superiores (hoy no autorizadas, pero que quizás lo estén dentro de unos años para otras indicaciones).

Fernando A. Navarro

Entrada extractada por el autor a partir de su Diccionario de dudas y dificultades de traducción del inglés médico (3.ª edición); versión electrónica 3.07. Madrid: Cosnautas, 2016. Consultable en línea: www.cosnautas.com/librorojo.html