El 71% de los adictos en aparente buen estado presentan alteraciones en el órgano

Un estudio con resonancia magnética permite observar la afectación cardiaca

JAIME PRATS / NOTICIA MATERIA

Antes de que las lesiones en el corazón por consumo de cocaína comiencen a dar la cara con manifestaciones clínicas es posible detectarlas e identificarlas. E incluso también revertir gran parte de los efectos nocivos si se deja el hábito. Estas son las conclusiones de un estudio elaborado a partir de imágenes con equipos de resonancia magnética que muestra que el 71% de los consumidores habituales que no muestran ningún tipo de síntomas padecen lesiones cardíacas leves.

En el 34% del centenar de pacientes analizados se observó disfunción del ventrículo izquierdo leve, una afectación que de agravarse desencadena insuficiencia cardiaca. En el 15% de la muestra estudiada se detectó una dilatación del corazón y en el 30% hipertrofia del órgano (paredes más gruesas de lo normal, lo que empeora su funcionalidad, al perder capacidad de bombear la sangre). En el 30% -hay personas con distintas lesiones- se observaron focos de daño localizado indefinido. “No sabemos si es miocarditis u otra enfermedad coronaria, pero vemos que hay una lesión”, resalta Alicia Maceira, de la unidad de imagen cardíaca de ERESA -la concesionaria de estos diagnósticos en la sanidad pública valenciana- y coordinadora del trabajo. En el estudio, publicado en la revista Journal of Cardiovascular Magnetic Resonance, también participan investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red en Salud Mental o del Royal Brompton Hospital & Imperial College de Londres.

Maceira explica que son conocidos los efectos de la cocaína en el corazón, ya sea en forma de isquemia, infarto, hipertofia de miocardio, arritmias, disfunción sistólica o muerte súbita. Pero lo habitual es que estos trastornos, que aparecen y se van agudizando a medida que avanza el consumo entre quienes recurren habitualmente a esta sustancia, pasen durante largo tiempo inadvertidos al no manifestar ningún síntoma.

Este es uno de los aspectos relevantes del artículo: identificar y demostrar que se producen lesiones antes de que el corazón empiece a fallar. Para conseguirlo, la investigadora destaca otro aspecto del trabajo. Los estudios sobre los efectos de la cocaína en el corazón se elaboran a partir de la información recabada de personas ya enfermas o incluso fallecidas (infarto, muerte súbita), por lo que las consecuencias del consumo ya se han hecho evidentes. En este caso, el trabajo se ha realizado con adictos asintomáticos, lo que resulta complejo “no solo por su reclutamiento, sino por las dificultades del seguimiento de estas personas”, pero muy valioso ya que permite observar el inicio de las lesiones y adelantarse a los efectos a largo plazo que pueda causar.

Para conseguirlo, Alicia Maceira contó con la colaboración de la unidad de conductas adictivas del hospital La Fe de Valencia, desde donde se seleccionó a los pacientes: 94 personas que deseaban abandonar el consumo, de las que 81 son hombres. Su media de edad es de 38 años y de consumo, unos ocho años de adicción. A todos ellos se sometió a diagnóstico con resonancia magnética nuclear de tres teslas, “la mejor tecnología, ofrece unas imágenes de mayor definición y permite identificar daño muy localizado”, comenta la investigadora.

Una vez comprobada la existencia de lesiones en personas asintomáticas con dependencia de la cocaína, los investigadores están tratando de determinar si, una vez se abandona el hábito, las afectaciones remiten. Las conclusiones preliminares de esta segunda fase del trabajo (a partir de solo 20 casos) indican que se revierten en gran parte los efectos nocivos derivados de la adicción. Para una tercera etapa, Maceira y sus colaboradores pretenden explicar cuál es el mecanismo por el que se produce el daño y si las lesiones pueden servir de pronóstico firme para derivar a los afectados al cardiólogo y prevenir complicaciones.