El prototipo podría mejorar el diagnóstico del cáncer y el seguimiento de un tratamiento

MANUEL ANSEDE / NOTICIA MATERIA

Un dispositivo creado en EE UU es capaz de separar, mediante ondas de sonido, células cancerosas de células sanas a una velocidad suficiente para emplearse en la clínica, según sus autores. El aparato, un microchip del tamaño de un moneda de 10 céntimos de euro, podría “mejorar el diagnóstico del cáncer, la prognosis, el seguimiento de un tratamiento y la investigación sobre la metástasis”, opinan los científicos, entre los que se encuentra Subra Suresh, presidente de la Universidad Carnegie Mellon.

Los médicos buscan células cancerosas en la sangre, procedentes de un tumor primario, para obtener la información genética de un cáncer, estudiar su respuesta a una terapia y averiguar si hay un proceso de metástasis, la propagación a otros órganos que es la principal causa de muerte en pacientes con cáncer. Extraer estas células de la sangre evita dolorosas biopsias —muestras tomadas directamente del tumor—, pero las técnicas actuales requieren marcar las células cancerosas con proteínas y aislarlas mediante magnetismo y fluorescencia, lo que puede alterarlas y dificultar su estudio.

El nuevo dispositivo consiste en un canal en el que los investigadores introducen una muestra de sangre sin glóbulos rojos. A lo largo del canal, ondas de sonido pueden separar una célula cancerosa entre cientos de miles de glóbulos blancos, habitualmente de menor tamaño y densidad. El método, según explican hoy los autores en la revista científica PNAS, no modifica las células y permite su análisis. Además, la técnica es hasta 20 veces más rápida que dispositivos similares anteriores del mismo equipo de científicos, según sus propios cálculos. Los primeros prototipos tardaban entre 30 y 60 horas para separar las células cancerosas en un vial de sangre de cinco mililitros. El actual necesita unas cinco horas.

El nuevo dispositivo todavía tiene que demostrar su utilidad clínica

“El dispositivo puede ayudar a detectar y extraer las escasas células cancerosas que no se pueden obtener de otro modo sin una cirugía invasiva. Este test también podría detectar aquellas células que se liberan a la corriente sanguínea a partir de ciertos tipos de cáncer, como el de páncreas, en los que en algunos casos la cirugía puede ser extremadamente difícil”, explica Suresh a Materia.

Para este investigador, “con más mejoras, este test puede competir en precio con otras herramientas disponibles”. El coste es uno de los puntos flacos del prototipo, a juicio de David Olmos, experto del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y ajeno al nuevo estudio. Olmos recuerda que, por el momento, las técnicas para aislar células tumorales circulantes, conocidas como biopsias líquidas, apenas se utilizan en la clínica y que su precio ronda los 400 euros por muestra de sangre.

“El nuevo método es muy interesante, pero su gran hándicap es que los autores todavía tienen que demostrar su utilidad clínica”, opina Olmos. El equipo de Suresh ha probado su prototipo en el laboratorio, logrando separar el 83% de las células tumorales en muestras de plasma preparadas con bajas concentraciones de células cancerosas (unas 100 por mililitro). Para confirmar la utilidad de su método, lo probaron en muestras sanguíneas reales de tres mujeres con cáncer de mama y los resultados fueron consistentes con los obtenidos con CellSearch, una técnica ofrecida por la multinacional Johnson & Johnson y aprobada en 2004 en EEUU para detectar células tumorales circulantes mediante su marcaje con proteínas.