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Una de cada 5 personas en Europa están expuestas a niveles de ruido perjudiciales para la salud

CARME BORRELL | Artículo original

 

Uno de los principales problemas ambientales que repercuten en la salud es el ruido. El origen de éste puede tener varias causas pero son las más importantes las derivadas del transporte, (tránsito viario, aéreo o ferroviario) y la industria. En las ciudades como Barcelona, y sobre todo las que tienen un importante flujo turístico, también es considerable el ruido producido por el ocio nocturno, con una distribución desigual en los barrios. Así por ejemplo, en Barcelona, el mapa de ruido que se va actualizando periódicamente pone en evidencia que el ruido producido por el tráfico viario es más importante en el Eixample y en cambio el producido por el ocio nocturno se da en otros barrios, como los de Ciutat Vella.

 

Existen evidencias científicas suficientes que muestran que el ruido continuado afecta a la calidad de vida y la salud de las personas y también de los animales. Los principales efectos en las personas son, además de los problemas auditivos, los trastornos del sueño cuando hay ruido en horas nocturnas, la afectación emocional y psicológica, las enfermedades cardiovasculares y los trastornos metabólicos en adultos y la afectación del desarrollo cognitivo en menores. De hecho, la Organización Mundial de la Salud en 2018 estableció unas guías que notificaban los umbrales de decibelios (niveles guía) que afectaban a la salud de las personas (ver el informe de la Agencia de Salud Pública de Barcelona sobre el tema).

La Agencia Europea del Medioambiente estima que en Europa una de cada 5 personas están expuestas a niveles de ruido perjudiciales para la salud. La exposición a largo plazo al ruido ambiental provoca 12 000 muertes prematuras y contribuye a 48 000 nuevos casos de enfermedad cardíaca (concretamente la cardiopatía isquémica) al año en Europa. Además, 22 millones de personas sufren molestias crónicas elevadas que afectan a la calidad de vida y 6,5 millones sufren alteraciones crónicas del sueño. Se calcula que 12.500 escolares tienen problemas de aprendizaje en la escuela causado por el ruido de los aviones. En el caso de Barcelona, más de 210.000 personas sufren afectación emocional, psicológica y social severa y más de 60.000 un trastorno grave del sueño a causa de la exposición continuada al ruido de tráfico viario.

Por tanto, es primordial llevar a cabo acciones para disminuir el ruido o su impacto con el objetivo, entre otros, de mejorar la salud de la ciudadanía. Alan Lex Brown e Irene van Kamp publicaron una revisión de artículos científicos que evaluaban el impacto en la salud de 43 intervenciones para reducir el ruido debido al transporte (33 intervenciones de transporte viario, 7 aéreo y 3 ferroviario). Los autores agrupaban las intervenciones en: a) Para disminuir la fuente del ruido, como por ejemplo las regulaciones referidas a las emisiones de ruido de los coches o al flujo del tráfico viario; b) Para reducir su propagación, como por ejemplo mejorando la insonorización de los edificios; c) Control de las nuevas infraestructuras que pueden producir ruido como las nuevas líneas aéreas o ferroviarias; d) Introducir cambios en la planificación urbana teniendo en cuenta el no aumentar los niveles de ruido y e) Acciones comunicativas a la ciudadanía. La mayoría de las evaluaciones publicadas ponían en evidencia la mejora de los indicadores de salud estudiados que fueron molestias con afectación emocional y psicológica, trastornos del sueño, enfermedades cardiovasculares y trastornos cognitivos en menores.

Cabe señalar que en Barcelona hace pocos meses se presentó el Plan de Medidas Contra la contaminación acústica 2022-2030 que incluye acciones sobre la fuente del ruido, siendo, entre otras, la pacificación de calles, la implantación de nuevas supermanzanas y el control del impacto acústico de las obras; medidas para mitigar el ruido y reducir su propagación aumentando los kilómetros de pavimentación con asfalto sonorreductor o construyendo muros y pantallas en zonas determinadas y medidas dirigidas a los equipamientos o personas que son receptoras de ruido como por ejemplo el programa que protege las escuelas o la comunicación a la ciudadanía… Especial énfasis se hace en las Zonas Tensionadas Acústicamente en Horario Nocturno y en este sentido precisamente este verano se ha notificado que los bares y terrazas tendrán que cerrar más temprano en algunas de estas zonas. En el futuro, será importante poder evaluar la efectividad de estas medidas y también su impacto en la salud.