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Marie Curie defendía que las divergencias nacionales se subordinaran al fin universal de la civilización y a la supremacía de la razón

ADELA MUÑOZ | Artículo original

“Yo no soy pesimista. Soy de los que creen que la ciencia posee una gran belleza. Un sabio en su laboratorio no es solamente un técnico; es también como un niño frente a los fenómenos naturales, que le impresionan como al pequeño en un cuento de hadas. Nuestra misión es hallar el medio de exteriorizar este sentimiento; no debemos dejar que se crea que todo progreso científico se reduce a máquinas y engranajes… que, por otra parte, también poseen su propia belleza”.

Este texto corresponde a la conferencia que impartió Maria Skłodowska-Curie en 1933, en la reunión de la Comisión Internacional de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Naciones, organismo fundado tras la primera guerra mundial para intentar mantener la frágil paz que emergió del tratado de Versalles. Esta reunión estuvo dedicada al ‘Porvenir de la cultura’ y se celebró en la Residencia de Estudiantes de Madrid; a ella asistieron profesores universitarios, científicos, artistas, escritores y filósofos de varios países europeos y americanos, además de españoles como Salvador de Madariaga, Gregorio Marañón y Miguel de Unamuno y franceses como Paul Valéry y Paul Langevin. Su objetivo era armonizar la cultura con los desarrollos técnicos, para propiciar el desarrollo de una Sociedad de Espíritus, expresión ideada por Paul Valéry para describir una sociedad utópica que se regiría por la razón y la moral.

Tras haber descubierto la radiactividad y los elementos químicos polonio y radio, haber ganado dos premios Nobel, uno de Física con Pierre Curie y Henri Becquerel, y otro de Química en solitario, y haber creado y dirigido el Servicio de Radiología del Ejército francés durante la primera guerra mundial, Maria Skłodowska-Curie no se había jubilado. Seguía trabajando en el Instituto del Radio en París y además colaboraba con organizaciones pacifistas como la Sociedad de Naciones.

Viajes a España

En las numerosísimas biografías publicadas sobre ella, apenas hay información sobre los viajes que hizo a España, a pesar de que son muy interesantes. En el primero, realizado en 1919, asistió en calidad de invitada de honor al primer Congreso Nacional de Medicina e impartió una conferencia sobre las aplicaciones médicas del radio, que entonces era empleado en radioterapia. Del segundo viaje guardaba unos recuerdos muy entrañables, dado que vino como invitada del Gobierno de la recién instaurada Segunda República, y durante el mismo disfrutó mucho con las esperanzas que había despertado en el país el nuevo régimen republicano. En el tercer viaje vino como defensora de la paz y de la integración de las disciplinas de ciencias y humanidades como base de la cultura.  

La obra en la que podemos encontrar más información sobre estos viajes es la biografía que escribió María Luz Morales, que desarrolló su carrera como periodista cultural y escritora en Barcelona. Acompañó a Maria Skłodowska-Curie durante su segundo viaje a España y escribió una biografía sobre ella publicada por Seix Barral en 1936. Entre otras cosas, María Luz fue la primera mujer que dirigió un periódico en España, ‘La Vanguardia’, durante los años 1936 y 1937; como castigo por haber dirigido un periódico en zona republicana durante la guerra, fue purgada y le prohibieron seguir ejerciendo el periodismo.

En su biografía podemos leer las opiniones de Maria Skłodowska-Curie respecto a las identidades nacionales, tema al que era muy sensible dado que como polacos, ella y su familia habían sufrido la opresión rusa:

“Podemos también reconocer que el ensueño del porvenir exige la síntesis de las culturas nacionales y la subordinación de las divergencias, que son principalmente de naturaleza política, a un objeto y fin universal, como es el de la cultura y la civilización“.

En su discurso expresó unos deseos para el futuro que hoy podemos suscribir:

“Es indispensable para el porvenir de la civilización que la magia de las conquistas de orden científico y la gloria de la realizaciones técnicas se concilien en un conjunto armonioso, con la aceptación de una doctrina que instituya un régimen de paz y de amistad entre los hombres, bajo la supremacía universal de la razón y de una moral digna de tal nombre”.

Las voces de estas dos mujeres se callaron pronto, la de Maria Skłodowska-Curie a causa del radio que le causó anemia aplásica, la de María Luz Morales a causa de un Gobierno dictatorial, pero sus mensajes siguen vivos en sus obras, desde las que nos siguen haciendo una llamada a ‘la supremacía universal de la razón’.

La autora forma parte de la Red de Científicas Comunicadoras de El Periódico.