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GONZALO CASINO / @gonzalocasino / gcasino@escepticemia.com / www.escepticemia.com

Sobre la inconsistencia científica del consumo de complementos dietéticos

Algo deben de tener los suplementos dietéticos para que el 52% de los adultos estadounidenses reconozca haber tomado alguno en los últimos 30 días, y el 31% haber tomado algún complejo multivitamínico en este periodo. Sin duda, los toman porque confían que sean beneficiosos para su salud y remedien alguna carencia, aparte de que algo deben de hacer los casi 900 millones de euros de márquetin de un negocio de casi 48.000 millones de euros en EE UU en 2021 y que sigue en auge. Pero lo cierto es que, por ahora, no hay pruebas científicas de que el consumo de estos suplementos sea beneficioso para la salud, mientras sí las hay sobre los efectos perjudiciales del consumo de suplementos de betacaroteno y vitamina E.

La suplementomanía que se vive en EE UU, sin parangón seguramente en ningún otro país, viene de lejos y parece haber hecho oídos sordos a la información y las recomendaciones de paneles independientes y autoridades sanitarias sobre la falta de evidencias. El reclamo de estos suplementos es claro y contundente, y se basa, aparentemente, en una buena lógica. Los efectos antioxidantes de algunas vitaminas (A, C, E) o sus precursores (beta caroteno, de la vitamina A) deben reducir, en teoría, el riesgo de enfermedades cardiovasculares y cáncer, responsables del 30% y el 20% de la mortalidad, respectivamente. Las frutas y verduras son ricas en antioxidantes y su consumo se asocia con un menor riesgo de estas enfermedades, pero la gran diferencia es que estos alimentos son mucho más que contenedores de antioxidantes. Y, además, cuando se estudian los efectos del consumo de suplementos de vitaminas y minerales no se observan estos beneficios, sino que se aprecian daños en algunos casos.

El 21 de junio, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos (U.S. Preventive Services Task Force o USPSTF), un panel independiente que emite periódicamente recomendaciones sobre prevención, publicó en JAMA una actualización de la evidencia y sus recomendaciones sobre estos suplementos que había hecho en 2014, cuando a su vez había actualizado las de 2003. Y lo que ha constatado este panel con los nuevos estudios disponibles (84 estudios, 52 más que en 2014) es que la evidencia disponible es todavía insuficiente para conocer los efectos beneficiosos y perjudiciales de los suplementos dietéticos. Por tanto, no es posible ni recomendar ni recomendar en contra del consumo en población sana de la mayoría de estos suplementos.

Sin embargo, sí que hay pruebas de que la vitamina E probablemente no aporta beneficios para la salud y de que el betacaroteno, además de no aportar beneficios, puede aumentar el riesgo de mortalidad y de cáncer de pulmón. Por ello, en estos dos casos, el USPSTF hace una recomendación explícita contra es consumo de estos dos suplementos por parte de la población general sana. En el caso de los complejos multivitamínicos concluye que existe un potencial efecto beneficioso muy pequeño, pero señala que esta evidencia tiene importantes limitaciones y muy incierta.

La general falta de evidencia sobre los beneficios de la mayoría de los suplementos y vitaminas, tomados de forma individual o emparejados, junto con la evidencia de que cualquier efecto potencial beneficioso de los multivitamínicos será probablemente pequeño, parece soplar a favor de un consumo y una industria en expansión. A esto ayuda todo el heterogéneo argumentario de las explicaciones fisiopatológicas sobre los antioxidantes. Pero una cosa son las explicaciones fisiopatológicas y otra el reto mayúsculo de comprobar los efectos beneficiosos y perjudiciales sobre desenlaces importantes que permita hacer recomendaciones firmes. Mientras tanto, el consumo desbocado en adultos sanos se sigue apoyando en la inconsistencia científica.


Autor
Gonzalo Casino es periodista científico, doctor en medicina y profesor de periodismo en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Ha sido coordinador de las páginas de salud del diario El País durante una década y director editorial de Ediciones Doyma/Elsevier. Publica el blog Escepticemia desde 1999.

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Columna patrocinada por la Fundación Dr. Antoni Esteve en colaboración con IntraMed.