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FÈLIX BOSCH | Artículo original

De entrada, estaremos de acuerdo en que cualquier profesional científico, biomédico y docente, debería tener unas mínimas competencias para comunicarse. Esto significa adquirir habilidades tanto en comunicación verbal como en comunicación escrita. Sin embargo, ¿dónde se aprenden estas competencias comunicativas? En nuestro entorno e incluso en Europa, aprender a comunicar todavía es una asignatura pendiente, a pesar de la existencia de esfuerzos puntuales para mejorar esta carencia.

Me gustaría centrar la reflexión, sin embargo, en la importancia de aprender a redactar artículos científicos, es decir, a saber transmitir los avances a través de las publicaciones científicas. Hace unos años, un grupo de personas del entorno biomédico nos plantearon esta necesidad formativa. Todos habíamos aprendido a escribir nuestros primeros artículos por ensayo y error. No nos habían enseñado a escribir, ni nos habían explicado qué significaba comunicar en ciencia, el lenguaje a utilizar, los tipos de artículos y su estructura, los conflictos de intereses ni todo lo que rodea al proceso editorial.

Así fue como en enero de 2004, desde la Fundación Dr. Antoni Esteve decidimos poner en marcha el curso de formación sobre cómo redactar un artículo científico. La actividad formativa se diseñó con la ayuda del Dr. Esteve Fernández (Institut Català d’Oncologia y Universitat de Barcelona) y la Dra. Ana M. García (Universidad de Valencia). Posteriormente, se han incorporado como docentes la Dra. Xisca Sureda (Universidad de Alcalá de Henares) y la Dra. Carmen Vives-Cases (Universidad de Alicante). Durante diecisiete años, se han organizado 51 ediciones del curso, de dos días de duración, 16 horas de docencia, en diferentes ciudades de Cataluña, España, Centro y Sudamérica, en centros de investigación, hospitales, centros de atención primaria y universidades. 

En todo este tiempo, la experiencia con el curso ha sido muy positiva, con cerca de un millar de estudiantes, siendo una actividad muy bien valorada y evidenciando una mejora en las competencias de redacción por parte de los asistentes. Adicionalmente, tres universidades (Islas Baleares en Mallorca, Rey Juan Carlos en Madrid y Pompeu Fabra en barcelona) acogieron esta actividad como curso de verano. Ahora, también se dispone de una versión en línea que coordina la Dra. Elisabet Serés (Fundación Dr. Antoni Esteve) mediante la plataforma e-oncología (Institut Català d’Oncologia), actualmente en curso la 11ª edición de esta modalidad.

Con esta trayectoria tan satisfactoria, solo quedaba plantearnos cómo objetivar que el curso realmente supone una mejora en las competencias de redacción científica. ¿Aprenden las personas que acuden al curso? ¿Qué aprenden? ¿Publican más artículos? También nos preguntamos si, para alcanzar las competencias en redacción científica, es más eficaz cursar la modalidad presencial o la modalidad en línea. Es por ello que hemos diseñado un estudio denominado SCRIU-B, cuyo protocolo se acaba de publicar en la revista Gaceta Sanitaria. En este estudio se comparan las mejoras en conocimientos, actitudes y habilidades antes y después de realizar el curso. También se comparan las modalidades presencial y en línea, frente a un grupo control de asistentes a otros cursos no relacionados con la redacción científica. Estamos recopilando datos hasta que alcancemos un total de 240 participantes (80 por grupo). Esperamos disponer pronto de esta información y, así, poder reforzar la idoneidad de esta actividad formativa.

Para concluir, creo que la formación en esta área de la comunicación es todavía una asignatura pendiente. Ahora bien, entre las diferentes iniciativas para paliar el déficit formativo, es evidente que el curso Cómo redactar un artículo científico se ha convertido en un referente, por necesidad y por calidad. Ahora nos queda permanecer a la espera de los resultados del estudio SCRIU-B para poder responder a la pregunta del título: ¿mejor presencial o en línea? Ya se verá.