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GONZALO CASINO / @gonzalocasino / gcasino@escepticemia.com / www.escepticemia.com

Sobre los logros, las limitaciones y la “crisis de la mediana edad” del metaanálisis

En el número del British Medical Journal del 5 de noviembre de 1904, el profesor de matemáticas aplicadas Karl Pearson publicó un trabajo de síntesis sobre las estadísticas de vacunación frente al tifus y de mortalidad por esta enfermedad en distintos grupos de soldados británicos en India y Sudáfrica. En su Report on Certain Enteric Fever Inoculation Statistics hizo importantes aportaciones metodológicas para extraer conclusiones sobre la eficacia de la vacuna, como son el análisis del error de las correlaciones entre tifus y mortalidad; la observación de la irregularidad de estas correlaciones (lo que actualmente se llama heterogeneidad), y la interpretación de los bajos valores del efecto conjunto de la inoculación.

Este trabajo pionero pasa por ser un metaanálisis avant la letre, el primer antecedente de una de las grandes aportaciones de la ciencia en las últimas décadas, tanto en medicina como en otras disciplinas, que es la llave para analizar de forma transparente y objetiva la eficacia de las intervenciones y para hacer generalizaciones que permitan tener una visión global en un campo determinado. El metaanálisis ha significado un cambio profundo en la forma de interpretar y contextualizar los resultados de una investigación concreta. Esta herramienta ha mostrado hasta qué punto y de qué manera la ciencia es una acumulación constante de más y más pruebas, un trabajo continuo para tener una foto cada vez más nítida de un aspecto de la realidad.

Cuando se piensa en los grandes logros de la ciencia en el último medio siglo es fácil dejarse seducir por la espectacularidad de los avances de la genética, la astrofísica o las nanociencias, pero raramente se menciona un avance metodológico como es el metaanálisis. Sin embargo, la creación de los métodos estadísticos para estandarizar las medidas de un efecto en distintas investigaciones y ponerlas en una misma escala ha sido un logro de lo más fructífero. El metaanálisis, acuñado en 1976 y aplicado poco después casi de forma simultánea en medicina y en ciencias sociales, ha permitido superar las limitaciones de las habituales síntesis narrativas de la investigación científica (claramente insuficientes en cuanto a objetividad y cuando hay centenares de estudios) y sentar las bases para la práctica médica basada en pruebas y para aportar luz en investigaciones aparentemente contradictorias. Ahora, en un reciente artículo publicado en la revista Nature se pasa revista a las aportaciones de 40 años de metaanálisis a la vez que se discuten sus limitaciones y lo que pueden considerarse algunos signos de la “crisis de la mediana edad” de esta herramienta estadística que entra en su quinta década de vida.

“El metaanálisis es la abuela de los movimientos big data y open science”, escriben los autores de este artículo de revisión, reconociendo que el metaanálisis ha sido, por un lado, el primer intento de síntesis de todo el trabajo acumulativo que representan los estudios observacionales y experimentales desarrollados durante muchos años; y, por otro, un logro que debe mucho a la publicación digital en abierto de los trabajos científicos. Con todo, como subrayan estos autores, los metaanálisis y las revisiones sistemáticas pueden sacar a la luz las deficiencias de la investigación en algunas áreas, pero no pueden subsanarlas. Y, como también apuntan los mismos autores, el éxito de esta herramienta ha llevado a una proliferación de metaanálisis de mediocre calidad y de estudios que se denominan como tales sin realmente serlo. A pesar de estas preocupantes señales, la vía de la síntesis científica liderada por el metaanálisis es un camino prometedor y de no retorno, porque la ciencia es un impulso constante de avance y recapitulación, de preguntas cada vez más agudas y de respuestas cada vez más precisas.


Autor
Gonzalo Casino es periodista científico, doctor en medicina y profesor de periodismo en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Ha sido coordinador de las páginas de salud del diario El País durante una década y director editorial de Ediciones Doyma/Elsevier. Publica el blog Escepticemia desde 1999.

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Columna patrocinada por IntraMed y la Fundación Dr. Antonio Esteve