La joven investigadora española ha sido premiada por el prestigioso programa L’Oréal-Unesco For Women in Science por su investigación para diseñar terapias más efectivas contra el VIH

ANA TERUEL / NOTICIA MATERIA

Desde pequeña tenía claro que quería ser científica, estudiar lo que ocurría dentro de nuestro cuerpo. Maria José Buzón, de 36 años y natural de Cerdonyola del Vallés (Barcelona), cursó primero biotecnología en la Universidad Autónoma de Barcelona y luego hizo su máster en Edimburgo. Buscando un proyecto de doctorado se encontró con una oferta para integrar las investigaciones sobre el sida del Instituto IrsiCaixa de Badalona. El laboratorio fue el primero en describir la presencia del virus replicativo en los pacientes infectados. “Esto tiene consecuencias importantes, porque si queremos realmente curar la infección, lo primero que tenemos que hacer es bloquearla al 100%”, explica la biotecnóloga. “Ahí empezó mi interés para estudiar estrategias para curar, entender cómo persiste el virus y por qué los fármacos no acaban de llegar donde deberían”.

Al acabar su tesis, Buzón se mudó unos años a Estados Unidos, donde realizó su postdoctorado en el Instituto Ragon del MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts), en el Hospital General de Massachusetts y en la Escuela de Medicina de Harvard en Boston. De vuelta a Barcelona, es ahora investigadora independiente del departamento de Enfermedades Infecciosas del Instituto de Investigación Vall d‘Hebrón. Su objetivo: erradicar por completo la infección causada por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y dar así con una cura definitiva para esta enfermedad en la que la investigación científica ha avanzado ya a pasos de gigante. Buzón acaba de recibir la beca Rising Talent del programa L’Oréal-Unesco For Women in Science Internacional, que recogió la semana pasada en París.

Pregunta. ¿En qué consiste su proyecto?

Respuesta. Para entenderlo hay que explicar que el VIH se queda en células latentemente infectadas y que el sistema inmunitario no reconoce como infectadas, por lo tanto, no las mata. Lo que se ha hecho hasta ahora es dar a los pacientes unos fármacos para despertar al virus de su forma latente. Inducimos la replicación con la idea de que el sistema inmunitario será capaz de reconocer esas células infectadas y matarlas. Esa es la teoría para dar este tipo de fármacos. Lo que hemos visto en los pacientes es que sí es verdad que se despierta el virus, pero no disminuyen estas células. El sistema inmunitario no es capaz de detectarlas y matarlas. No está sirviendo de nada.

P. ¿Y entonces?

“Desde el doctorado hasta ser jefa de grupo hay una caída muy importante de mujeres”

R. Entonces, lo que estamos haciendo es trabajar en estrategias combinadas. Intentamos despertar al virus y, al mismo tiempo, potenciar el sistema inmunitario. Y así conseguir disminuir el reservorio de todas esas células que están ahí, que tienen el virus de forma latente y que son el principal obstáculo para poder curar.

P. ¿Por qué no reacciona el sistema inmunitario?

R. Cuando los pacientes se infectan, al principio de infectarse, hay una replicación bestial en el cuerpo humano. Deja a las células del sistema inmunitario exhaustas, agotadas de intentar combatir la infección. Llega un momento en que están en un estado que no responden. Se intenta ahora despertar de nuevo las células del sistema inmunitario y decirles ‘oye, que tienes que matar a éstas’.

P. Por su proyecto recibe ahora una beca de L’Oreal-Unesco For Women in Science, destinada a impulsar la carrera de jóvenes y prometedoras científicas. ¿Sigue siendo más complicado dedicarse a la ciencia para una mujer que para un hombre?

R. Hasta hace poco no me había parado a pensar que ser mujer podía ser un obstáculo. Durante la carrera, siempre hemos sido más mujeres. Durante el máster y el doctorado, también. Ha sido ahora, al pasar un escalón más, donde te das cuenta de que realmente hay menos mujeres. Entonces es cuando te preguntas por qué desde el doctorado hasta ser jefa de grupo hay una caída tan importante de mujeres.

“A España le falta toda la infraestructura y todo el sistema que tienen otros países para conceder proyectos”

P. ¿Y por qué cree que es?

R. Yo creo que las razones son diversas. La conciliación familiar es uno de los motivos. Tienes que dedicarle muchas horas y coincide justamente con los años en los que la mujer hoy en día se plantea tener hijos. Hay mucha presión en el trabajo. A esto se suma que todavía se nos ve como menos capacitadas que los hombres, menos competentes para hacer ciencias. Son muchas cosas las que al final hacen que las mujeres no estén liderando grupos de investigación.

P. Usted es de las científicas europeas que podría haberse quedado en Estados Unidos, como tantos jóvenes talentos, pero decidió volver. ¿Por qué?

R. Quería volver sí o sí. Pero no era nada fácil. He tenido mucha suerte. Conocía de antes al doctor con el que trabajo ahora en Vall d’Hebrón y hacía ya un par de años que me decía ‘si quieres volver, avísame’. Cuando acabé el postdoctorado tenía la opción de buscar allí trabajo como profesora asistente o volverme. Coincidió que me quedé embarazada de mi segundo hijo y ahí me decidí.

p. Ha sido puramente por motivos personales entonces…

R. Sí, totalmente. A nivel laboral no puedes comparar las condiciones que tenía allí con las que tengo aquí. Es completamente diferente, incomparable. Fue una decisión 100% personal.

P. ¿Qué le falta todavía a España?

R. Buf… ¡mucho! Le falta toda la infraestructura y todo el sistema que tienen otros países para conceder proyectos. Hay muchas convocatorias abiertas al año allí. Aquí tenemos una al año y es muy competitiva. Están también las becas europeas, pero son muy, muy competitivas. Es complicado y más si estás empezando. Si no tienes nombre, ni experiencia de haber formado un grupo, cuesta mucho poder entrar en la rueda.

P. Por eso imagino que becas como la que recibe ahora son importantes…

R. Claro. Este reconocimiento te da impulso para que digan: “Lleva una buena trayectoria, ha sido reconocida, vamos a darle una oportunidad y darle un proyecto”. Al final es currículo. Todo lo que te sirva ahora al inicio es lo más importante. Una vez que ya estás, mantenerse es difícil, pero no tanto. Lo complicadísimo es empezar.