Una variación genética dominante en poblaciones veganas facilita la síntesis de aceites grasos esenciales de origen vegetal

MIGUEL ÁNGEL CRIADO / NOTICIA MATERIA

Los habitantes de Kansas City (EE UU) y Pune (India) tienen dietas opuestas. Los primeros son omnívoros con, presumiblemente, la carne como parte esencial. Los segundos en cambio llevan una dieta mayoritariamente vegetal. Ahora, un estudio revela que los indios portan en su ADN una variación genética que les permite sintetizar con mayor eficacia ácidos grasos esenciales de origen vegetal. La adaptación a su dieta vegetariana habría primado esta evolución genética.

Los ácidos grasos poliinsaturados, una de las grasas buenas, son vitales para el desarrollo y funcionamiento del cerebro. Hay quienes vinculan el éxito evolutivo humano a estas biomoléculas. Además, algunos de ellos forman parte del armazón de la membrana de cada célula. Siendo tan importantes, no abundan en la naturaleza. Aparte del salmón y el pescado azul, solo se encuentra en algunas semillas y frutos, como la del girasol, la soja, o el maíz.

En el reino animal, los herbívoros han perfeccionado este mecanismo y consiguen todos los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA, por sus siglas en inglés) de aceites vegetales. Otros animales, como los felinos o los depredadores marinos han perdido esta capacidad. Además de la ingesta directa, los humanos pueden obtenerlos de la síntesis de otras grasas esenciales, como el ácido linoleico y el ácido alfa-linolénico.

Los ácidos grasos poliinsaturados son claves en el desarrollo del cerebro y la bioquímica celular

Ahora un grupo de investigadores de EE UU han comprobado que algunas poblaciones humanas han primado variaciones en su ADN que facilitan la síntesis de ácidos grasos procedentes de grasas vegetales. También han confirmado lo contrario, hay comunidades que no sabrían procesar estos ácidos y solo los consiguen de los animales, los peces en concreto. Para los científicos, estas diferencias se deben a una variación en la cadena de un gen, ya sea mediante la inserción de una porción específica de ADN o su deleción (pérdida).

En el caso de los indios de Pune, los científicos analizaron el perfil genético de más de 200 personas, donde la mayoría eran vegetarianas estrictas o predominantemente vegetarianas. Comprobaron que en casi el 70% predominaba un alelo o variante del gen FADS2 que facilita la síntesis y conversión del ácido linoleico. Este gen codifica una enzima encargada de procesar los ácidos grasos. Sin embargo, en el caso de las más de 300 muestras de los estadounidenses de Kansas, este alelo (una versión de un gen) estaba presente en apenas el 18% de la muestra.

Para generalizar los resultados de su investigación, publicada en Molecular Biology and Evolution, los investigadores recurrieron al proyecto 1.000 Genomas, una base de datos con muchos más de 1.000 perfiles genéticos de poblaciones de todo el planeta. Querían ver la frecuencia de los dos alelos y si aparecían conectados con la dieta. Comprobaron que la variación genética que optimiza la síntesis de las grasas vegetales predomina en las poblaciones originarias del sur de Asia y África, tradicionalmente de dieta vegetariana, mientras que se reduce entre las de origen europeo y las de procedentes del este de Asia, donde la carne y el pescado han tenido históricamente un peso mayor.

“La mutación ocurrió hace tiempo, quizá un millón de años, nadie lo sabe con seguridad, y provocó la aparición de tres genotipos en la familia humana”, dice el profesor de nutrición humana y química de la Universidad Cornell de EE UU y coautor del estudio, Tom Brenna. “A medida que nuestros ancestros se dispersaron por el planeta, se asentaron en zonas que tenían diferentes tipos de alimentación disponible: unas predominantemente vegetarianas y otras con muchas más carne o pescado”, añade. Habría sido esta diferente disponibilidad la que acabó favoreciendo un alelo sobre el otro. Como explica Brenna: “Allí donde la dieta vegetariana predominaba, una de las versiones de la mutación favorecía la supervivencia y se convirtió en dominante”.

Esta presión selectiva también ha funcionado a la inversa. En septiembre del año pasado, otro grupo de investigadores mostró como los inuits de Groenlandia han adaptado su genética a una dieta muy rica en ácidos grasos de origen animal. Ahora, el nuevo estudio ha encontrado que entre estos esquimales predomina el alelo contrario al de los indios de Pune. “Nuestro estudio es el primero que conecta una inserción de un alelo con la dieta vegetariana y su deleción con la dieta marina”, comenta el biólogo computacional de Cornell y también coautor del estudio, Kaixiong Ye.